Errico MALATESTA
Pedro. Kropotkin es, indudablemente, uno de los que más ha contribuido –quizás aún más que Bakunin y Eliseo Reclus– a la elaboración y a la propagación de la idea anarquista. Por eso tiene bien merecidos la admiración y el reconocimiento que todos los anarquistas sienten por él.
Pero, en honor a la verdad y en interés supremo de la causa, es preciso decir que su obra no ha sido toda y exclusivamente bienhechora. No es suya la culpa; al contrario, fue la eminencia misma de sus méritos la que causó los males que me propongo indicar.
Naturalmente, Kropotkin no podía, como hombre alguno lo podría, evitar todo error y abrazar toda la verdad. Hubiera sido necesario, pues, aprovechar su preciosa contribución y continuar la búsqueda para nuevos progresos.
Mas los talentos literarios de Kropotkin, el valor y la extensión de su producción, el prestigio que le daba su nombradía de gran sabio, el hecho de que hubiese sacrificado una posición de encumbrado privilegio para defender, a costa de peligros y de sufrimientos, la causa popular, y con eso el encanto de su persona, que hechizaba a todos los que tenían la fortuna de acercársele, le dieron tal notoriedad y tal influencia que pareció, y en gran parte fue realmente, el maestro reconocido de la gran mayoría de anarquistas. Sigue leyendo