Natalia MIJAILEVNA
Elevada capacidad intelectual, inquietud por comprender la naturaleza de los fenómenos, generosidad y abnegación, bondad, encanto espiritual y naturaleza revolucionaria: tal es la imagen de Piotr Alieksieyevich Kropotkin (1842-1921). Su aportación a diversas ciencias –geografía, geología, biología, sociología, ética–, y sus estudios acerca del antiestatismo fueron reconocidos en muchos países de Europa, Asia y América.
Al éxito de las ideas de Kropotkin contribuyó el humanismo, principal peculiaridad de su concepción del mundo. Su amor por el ser humano no era retórico, sino apoyado en los resultados de sus investigaciones científicas. Kropotkin consideraba el bien del ser humano como la suprema medida para juzgar la actividad de las instituciones sociales; y como norma de las relaciones humanas, los principios de igualdad, justicia y apoyo mutuo. Por algo Bernard Shaw, poco inclinado a idealizaciones, lo calificó como «uno de los santos del siglo».1 Sigue leyendo