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Humanismo y espíritu revolucionario en Kropotkin

Natalia MIJAILEVNA

Kropotkin-eller-kaos22 - copiaElevada capacidad intelectual, inquietud por comprender la naturaleza de los fenómenos, generosidad y abnegación, bondad, encanto espiritual y naturaleza revolucionaria: tal es la imagen de Piotr Alieksieyevich Kropotkin (1842-1921). Su aportación a diversas ciencias –geografía, geología, biología, sociología, ética–, y sus estudios acerca del antiestatismo fueron reconocidos en muchos países de Europa, Asia y América.

Al éxito de las ideas de Kropotkin contribuyó el humanismo, principal peculiaridad de su concepción del mundo. Su amor por el ser humano no era retórico, sino apoyado en los resultados de sus investigaciones científicas. Kropotkin consideraba el bien del ser humano como la suprema medida para juzgar la actividad de las instituciones sociales; y como norma de las relaciones humanas, los principios de igualdad, justicia y apoyo mutuo. Por algo Bernard Shaw, poco inclinado a idealizaciones, lo calificó como «uno de los santos del siglo».1 Sigue leyendo

El sabio y el revolucionario. Kropotkin según Malatesta

Errico MALATESTA

Kropotkin-eller-kaos22 - copia

Pedro. Kropotkin es, indudablemente, uno de los que más ha contribuido –quizás aún más que Bakunin y Eliseo Reclus– a la elaboración y a la propagación de la idea anarquista. Por eso tiene bien merecidos la admiración y el reconocimiento que todos los anarquistas sienten por él.

Pero, en honor a la verdad y en interés supremo de la causa, es preciso decir que su obra no ha sido toda y exclusivamente bienhechora. No es suya la culpa; al contrario, fue la eminencia misma de sus méritos la que causó los males que me propongo indicar.

Naturalmente, Kropotkin no podía, como hombre alguno lo podría, evitar todo error y abrazar toda la verdad. Hubiera sido necesario, pues, aprovechar su preciosa contribución y continuar la búsqueda para nuevos progresos.

Mas los talentos literarios de Kropotkin, el valor y la extensión de su producción, el prestigio que le daba su nombradía de gran sabio, el hecho de que hubiese sacrificado una posición de encumbrado privilegio para defender, a costa de peligros y de sufrimientos, la causa popular, y con eso el encanto de su persona, que hechizaba a todos los que tenían la fortuna de acercársele, le dieron tal notoriedad y tal influencia que pareció, y en gran parte fue realmente, el maestro reconocido de la gran mayoría de anarquistas. Sigue leyendo

Recuerdo de Piotr Kropotkin

Jean GRAVE

Kropotkin-eller-kaos22 - copiaMis artículos en Le Révolté me pusieron en relación con Kropotkin. Fue hacia 1880 o 1881 cuando lo vi por primera vez. De paso por París, me hizo una visita, acompañado de su esposa.

Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces ¡ay! y he olvidado los detalles de aquella primera entrevista. Lo que está vivo en mi memoria es la gran sencillez del hombre, la bondad que de él emanaba, su entusiasmo.

Kropotkin permaneció joven toda su larga vida. Conservó siempre el ardor de un hombre de veinte años, a pesar de los sufrimientos, de las privaciones que pasó en el curso de su prolongada y agitada existencia.

No tengo necesidad de contar su vida, el mismo lo hizo en Autour d’une vie(París, 1901), 1 del que se hicieron más de veinte ediciones, la vigésimo primera es de 1921.

A pesar de la amplitud de sus conocimientos, atendía a las razones de sus interlocutores, sabía admitir un argumento que le pareciera lógico. Cuántos, incluso anarquistas, que no tenían sus conocimientos, hubiesen ganado inspirándose en su tolerancia. Nunca le oí hablar de sí mismo o jactarse de sus orígenes. Sigue leyendo

Convergencia del saber científico y la pasión revolucionaria en Piotr Kropotkin

STEPNIAK

Piotr Kropotkin

Piotr Kropotkin

No es, como se cree en toda Europa, el jefe indiscutible del nihilismo. Ni siquiera tiene influencia en el movimiento revolucionario ruso; y no es un literato conocido en su tierra, pues escribe siempre en lengua francesa. En Rusia no se le conoce más que de nombre. Este hecho, que parecerá extraño a mis lectores, es la natural consecuencia de otro: Kropotkin es un emigrado, y ninguno de los emigrados políticos que residen en diversas ciudades de Europa, juntos o separados, tiene la menor influencia en el movimiento revolucionario de su país.

Esto parecerá increíble, y no obstante, si bien se mira, todo hombre de criterio reconocerá la absoluta verdad de mis afirmaciones. Sólo deben tenerse en cuenta dos cosas: el carácter general del movimiento ruso y la distancia entre Rusia y los países donde pueden vivir los emigrados: Suiza, Francia, Italia, Inglaterra, pues nadie se puede fiar de Prusia ni de Austria. Citaré un solo hecho: para cambiar una carta, concediendo algunos días para la respuesta, se cuentan desde Suiza, que es el país más próximo, unas dos semanas. Ahora bien; una orden, suponiendo que deba darse, y hasta un consejo, llegaría a San Petersburgo dos semanas o al menos diez días después de pedida. Y en Rusia la guerra no se hace en el dominio del pensamiento, como cinco años atrás. Es una lucha a mano armada, en la que cualquier disposición debe tomarse a la vista del enemigo. Supongamos que se prepara un atentado contra el emperador; la menor variación del horario, de la vía que sigue: de las medidas que toma para su seguridad, obligarán a modificar inmediatamente el plan de ataque. Sigue leyendo

Claves para una lectura de Kropotkin

Colectivo TRABAJO Y LIBERTAD

1. Esbozo biográfico

Kropotkin-eller-kaos22 - copiaEl pensamiento de Piotr Alexandrovitch Kropotkin es un elemento imprescindible para comprender la ideología libertaria, así como sus realizaciones prácticas. Como dijo Pérez Ledesma, «el príncipe ruso Kropotkin es, pese a todos los esfuerzos por silenciarlo durante los últimos años, un viejo conocido de la cultura española».

Nadie mejor que uno mismo para hablar de sí mismo. En su libro Memorias de un Revolucionario, Kropotkin realiza una detallada autobiografía hasta 1907. Nació en el seno de una familia aristocrática y terrateniente en el barrio noble de las Caballerizas de Moscú en 1843. Tuvo una infancia feliz, a pesar de la muerte de su madre, resultando decisiva la influencia de su hermano Alejandro, de espíritu liberal y progresista. Entra a formar parte del Cuerpo de Pajes del Zar donde recibe una educación militar, pero también conoce la obra de Herzen y Ogarev. Sigue leyendo

Piotr Kropotkin. Toda una vida

James JOLL

Piotr Kropotkin

Piotr Kropotkin

Kropotkin había nacido en 1842 en el seno de una de las familias más rancias de la nobleza rusa. Ya desde niño demostró particulares aptitudes para la literatura y la especulación intelectual. En sus Memorias de un Revolucionario ofrece una vívida y singular descripción de la conversación que una tarde tuvo con su hermano, quien se había escapado de la Escuela Militar para ir a verle; estuvieron juntos hasta medianoche, «charlando sobre la nebulosa y la hipótesis de Laplace, la estructura de la materia, las luchas del papado con el poder imperial bajo Bonifacio VIII y sobre otras muchas cosas». No obstante, Kropotkin recibió una educación sumamente rígida, pasando a formar parte, personalmente recomendado por el zar Nicolás I, del Cuerpo de Pajes, lo que se consideraba un privilegio. Pero no tardó en rebelarse contra la disciplina y los convencionalismos de la vida cortesana, solicitando, con gran pesar por parte de su familia, que se le destinase a un regimiento destacado en Siberia, donde con tiempo sobrado para leer y meditar empezó a considerar los problemas sociales y filosóficos. Leyó a Proudhon y se interesó vivamente en los temas de la reforma carcelaria. Al mismo tiempo, sacó partido de su permanencia en una remota zona del Asia central para convertirse en un geógrafo y austero explorador científico. Sus muchas lecturas, su actividad científica y su experiencia –que debía al hecho de ser miembro del cuerpo de los grandes hacendados– en los problemas agrarios de los días de la emancipación de los siervos, así como la ira que suscitó en él el trato dispensado a los prisioneros polacos tras la revuelta de 1863, contribuyeron a reforzar la independencia de su carácter, encaminándole por los cauces del radicalismo político. Sigue leyendo