Álvaro MILLÁN
Después de las dos sesiones parlamentarias para investir al nuevo president Quim Torra, muchos se preguntarán si el independentismo catalán responde a un sentimiento nacionalista basado en la identidad étnica –como aseguran los medios afines al régimen del 78– o, por el contrario, se asienta en una moderna concepción republicana basada en la ciudadanía. La duda es razonable si tenemos en cuenta que la mayoría independentista del Parlament, por activa o por pasiva, por voto afirmativo o por abstención, acaba de elegir a un claro representante del nacionalismo más rancio y esencialista. Cualquiera diría que han querido echarle una mano a La Razón, al ABC y a todos esos medios que acusan al «separatismo» de «supremacista» y «xenófobo». Sigue leyendo