Archivo de la categoría: Movimiento obrero

La Carta de Amiens. El punto de partida del sindicalismo revolucionario

Se cae con frecuencia en el defecto de referirnos a datos, personas o acontecimientos, oídos de boca en boca, sin tomarnos la molestia de buscar las fuentes directas que puedan confirmar o aclararnos esas informaciones. En lenguaje llano, se dice que eso es «hablar por boca de ganso». Y no anda muy descabellado el refranero, ya que son muchos los «eruditos» que ensartan cita tras cita, sin tomarse la molestia de procurar al lector la imprescindible explicación de esas reiteradas referencias.

Uno de esos documentos que se invoca con frecuencia no solo por «historiadores» y comentaristas, más atentos a abrumar de citas sus escritos o rellenar de efectismos sus parlamentos, que en expresar inteligiblemente sus argumentos, es la CARTA DE AMIENS, como pieza fundamental y punto de partida para entender la historia del movimiento obrero. Y, ciertamente, que la citada Carta contiene ideas y propósitos tan diáfanos y categóricos, que a más de un siglo de su adopción, siguen teniendo vigencia y aplicación y manteniendo íntegra la razón de sus argumentos. Por eso, hemos creído interesante ofrecerla en estas páginas, como un documento valioso de la lucha obrera tan mal entendida y conocida por propios y extraños.

Carta de Amiens

Entre los días 8 y 16 de octubre de 1906 se celebró en la ciudad francesa de Amiens el XV Congreso Nacional de la Confédération Générale du Travail (CGT), una organización sindical fundada en Limoges en septiembre de 1895, en la que destacaba un personaje, Fernand Pelloutier, inspirador en 1892 de las Bourses du Travail. En este congreso se aprobó una resolución, conocida como la Charte d’Amiens, que sentó los principios del sindicalismo revolucionario.

Fundación de la CGT en Limoges (1895)

Acuerdo del Congreso

El Congreso Confederal de Amiens ratifica el artículo 2 de la constitución de la CGT

La CGT agrupa, al margen de toda escuela política, a todos los trabajadores conscientes de la lucha a realizar para conseguir la desaparición del sistema de salarios y de la clase patronal. El Congreso considera que esta declaración es un reconocimiento de la lucha de clases que enfrenta, en el terreno económico, a los trabajadores en protesta revolucionaria contra todas las formas de explotación, tanto material como moral, empleadas por la clase capitalista contra la clase obrera.

El Congreso concreta esta afirmación teórica en los siguientes puntos:

En la obra reivindicativa diaria, el sindicalismo persigue la coordinación de los esfuerzos de los obreros, el aumento del bienestar de los trabajadores por la conquista de las mejoras inmediatas, como la disminución de las horas de trabajo, el aumento de sueldos, etc.

Pero esta tarea es solamente un aspecto del sindicalismo: tiende y prepara la emancipación total, que podrá verse realizada únicamente por la expropiación de los capitalistas; preconiza como medio de acción la huelga general y considera que el sindicato, hoy grupo de resistencia, será, en el futuro, una asociación de producción y de distribución, base de una reorganización social.

El Congreso declara que este doble objetivo, presente y futuro, se desprende de la situación salarial que pesa sobre la clase obrera y que impone a todos los trabajadores, cualesquiera que sean sus opiniones o tendencias políticas o filosóficas, el deber de pertenecer al grupo esencial, que es el sindicato.

En consecuencia, en cuanto a los individuos, el Congreso afirma la más entera libertad del sindicado para participar, fuera del grupo corporativo, a las formas de actuación y de lucha que estén de acuerdo con sus conceptos filosóficos o políticos, exigiéndole, a cambio, que no introduzca en el sindicato las opiniones profesadas fuera de él.

En cuanto a las Organizaciones, el Congreso decide que, para que el sindicalismo alcance su máxima eficacia, la acción económica se debe ejercer directamente contra el patronato. Las Organizaciones confederadas, como tales sindicatos, no se han de preocupar de los partidos ni de las sectas, que, fuera y al margen, pueden perseguir libremente la transformación social.

15.o Congreso Nacional Corporativo, 9.° de la CGT como Confederación, celebrado en Amiens, del 8 al 16 de octubre de 1906. Informe de los trabajos del Congreso. Amiens, Ed. de la CGT, 1906, págs. 170-171.

El sindicalismo como instrumento del imperialismo. La AFL-CIO (y II)

Javier ESPINOSA

110808aflcioPublicamos aquí la última parte de un interesante dossier sobre el sindicalismo americano. El estudio se inicia con un repaso a los orígenes del movimiento obrero en Estados Unidos y la constitución de la poderosa AFL-CIO (parte I), y termina con un análisis de sus ramificaciones internacionales en connivencia con el Departamento de Estado y al servicio de los intereses imperialistas.

La AFL-CIO y el sindicalismo internacional

La creciente integración en el complejo industrial-militar norteamericano y en su política han dado a la AFL-CIO una lógica proyección exterior, tanto más grande  cuanto más ha sido su compromiso institucional. Los primeros contactos internacionales se iniciaron a principios del siglo XX. Sigue leyendo

El sindicalismo como instrumento del imperialismo. La AFL-CIO (I)

Javier ESPINOSA

110808aflcioPublicamos aquí la primera parte de un interesante dossier sobre el sindicalismo americano. El estudio se inicia con un repaso a los orígenes del movimiento obrero en Estados Unidos y la constitución de la poderosa AFL-CIO, y termina con un análisis de sus ramificaciones internacionales en connivencia con el Departamento de Estado y al servicio de los intereses imperialistas.

El sindicalismo norteamericano de finales del siglo XIX

Los orígenes del movimiento sindical norteamericano los encontramos en un peculiar movimiento, una de las muchas sociedades secretas creadas por los militantes obreros para luchar contra el Capitalismo de su época: los Caballeros del Trabajo (the Noble Order of the Knights of Labor). Esta organización fue creada por un grupo de sastres en 1869, ante la dureza de las posiciones patronales. Sus características eran similares a las del cartismo inglés: compartía con éste tanto su concepción gremial como su actitud utópica acerca de la solidaridad universal. Sigue leyendo

El 1 de Mayo

En 1889, el II Congreso de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) celebrado en París estableció el 1 de mayo como Día del Trabajo en conmemoración de las jornadas de lucha de los trabajadores de Chicago en 1886. En 1890, en muchos países, entre ellos España, se celebró el 1 de mayo. Esta es la convocatoria publicada con fecha 30 de abril. Hoy, cuando todas las conquistas ganadas a lo largo de estos 123 años, están en peligro, sus palabras traspasan la pura conmemoración para adquirir plena actualidad en las luchas de nuestros días. 

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La reforma laboral: una reforma inacabada

Ignacio MEREDIZ

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Posiblemente, la Reforma Laboral de febrero del 2012 sea un paso más grande que el de las precedentes en el proceso que pretende desregular las relaciones laborales, convirtiendo la fuerza de trabajo  en una mercancía, cuyo valor esté condicionado únicamente por la evolución de los mercados globalizados y por las conveniencias de las industrias locales. Este objetivo no es algo que en la Europa “civilizada” se pudiera alcanzar de golpe con una sola actuación. Sigue leyendo

El sindicalismo del porvenir

Ricardo CID

Sobre el sindicalismo del siglo XXI cabría decir casi lo mismo que respondió Gandhi cuando le preguntaron sobre la civilización occidental: que sería una buena idea. Porque al igual que en la respuesta del líder de la lucha por la independencia de la India, lo que se ponía en cuestión era la existencia misma de una «civilización occidental», en nuestro caso el talón de Aquiles del sindicalismo radica en la duda sobre la existencia hoy de una clase trabajadora, el mito del proletariado como agente de transformación social que ha informado la historia del movimiento obrero desde el siglo XIX.

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Estamos ante una sospecha que ha movido ríos de tinta en distintas épocas y circunstancias, desde la temprana «utopía» que describió Paul Lafargue bajo el título de «El derecho a la pereza», publicada en 1880, hasta las últimas obras de estudiosos como Andre Gorz, quien en su libro la Metamorfosis del trabajo y, sobre todo, en Adiós al proletariado, deconstruye el concepto para concluir que el porvenir de los asalariados, la asunción de una plena soberanía sobre sus vidas, puede estar precisamente en el rechazo del principio del trabajo. Como advertencia, Gorz nos recuerda que la palabra «trabajo» viene de «tripalium», una expresión con la que se designaba a un aparato de tortura. Sigue leyendo