Archivo de la categoría: Historia

El Ku Klux Klan era una asociación patronal

Chad Pearson

Dirigido por antiguos propietarios de esclavos, el Klan ejerció diversas formas de violencia para impedir que los afrodescendientes votaran, se educaran o protestaran.

Grabado de la década de 1860 que representa a dos miembros del Klu Klux Klan encapuchados y empuñando armas.

La Guerra Civil revolucionó las relaciones laborales del Sur. Los esclavizados huyeron de las plantaciones, se alzaron en armas contra sus brutales explotadores y forjaron nuevos horizontes políticos. El futuro parecía prometedor.

Sin embargo, para los propietarios de las plantaciones esta transformación fue una pesadilla: los trabajadores que tenían en régimen de esclavitud habían llevado a cabo una «huelga general», como la llamaría más tarde W. E. B. Du Bois, dejándoles económicamente vulnerables e intensamente agitados. Este grupo racista y revanchista no se limitó a lamentar sus derrotas: se organizó.

A lo largo de los años de la Reconstrucción, la clase dirigente sureña, en su mayoría basada en la plantación, se resistió ferozmente a la eflorescencia de la libertad de los negros. Los restrictivos Códigos Negros, las políticas favorables a los plantadores del presidente Andrew Johnson, los disturbios racistas en Memphis y Nueva Orleans y, sobre todo, el terrorismo generalizado del Ku Klux Klan demostraron brutalmente los límites de la emancipación.

Dirigido por antiguos propietarios de esclavos, el Klan ejerció diversas formas de violencia para impedir que los afrodescendientes votaran o asistieran a las escuelas, intimidar a los «carpetbaggers» del norte y garantizar, según un documento del Klan sin fecha, que los liberados «continuaran con su trabajo adecuado».

Las secciones del Ku Klux Klan, repartidas de forma desigual por muchas partes del Sur, prometían solucionar los problemas laborales más acuciantes de los plantadores. Tras conocer la organización, Nathan Bedford Forrest —antiguo comerciante de esclavos, principal carnicero en la batalla de 1864 en Fort Pillow y primer Gran Mago de la organización— expresó su aprobación por su secretismo, sus actividades y sus objetivos: «Es algo bueno; es algo condenadamente bueno. Podemos usarlo para mantener a los negros en su sitio».

Mantener «a los negros en su sitio» no era tarea fácil: los afrodescendientes abandonaban con avidez las granjas y las plantaciones, provocando una escasez generalizada de mano de obra. Alfred Richardson, un afrodescendiente de Georgia, observó que los plantadores seguían profundamente frustrados porque no podían «hacer su cosecha». Pero el KKK demostró ser una de las mejores herramientas de los empresarios sureños para imponer su voluntad con violencia.

Los problemas laborales de los plantadores

Durante décadas, los historiadores han debatido cuál es la mejor manera de caracterizar al KKK, una organización terrorista de supremacía blanca lanzada por veteranos de la Confederación que surgió por primera vez en Pulaski, Tennessee, en 1866, antes de extenderse por todo el Sur. Cientos de miles de personas se unieron a ella, aunque es prácticamente imposible obtener un recuento detallado de los miembros reales debido al gran secreto de la organización.

Sin embargo, hay muchas cosas que no se discuten: los miembros del Ku Klux Klan estaban estrechamente vinculados al Partido Demócrata y utilizaban la violencia —latigazos, ahorcamientos, ahogamientos, violencia sexual, campañas de expulsión— contra los afrodescendientes «insubordinados» y los republicanos de todas las razas. Los miembros del Ku Klux Klan también utilizaron formas de represión más «suaves», como la quema de escuelas y libros y la elaboración de listas negras de profesores del Norte. A veces se movilizaban para impedir que los afrodescendientes recibieran educación. Según Z. B. Hargrove, de Georgia, los miembros del Klan a veces azotaban a los liberados «por ser casi demasiado inteligentes».

El racismo unía a los miembros blancos del Klan sin importar las diferencias de clase, pero no todos desempeñaban el mismo papel en la organización. Los líderes del Klan estaban formados en su mayoría por propietarios de plantaciones, abogados, editores de periódicos y propietarios de tiendas, los más perjudicados por la transformación radical de la economía y las relaciones laborales del Sur.

Estos hombres estaban enfurecidos por el declive de su posición económica y el ascenso de los hombres negros a posiciones de poder político. Los hombres negros recién empoderados, se quejaba el líder del Klan de Carolina del Norte, Randolph Abbott Shotwell, habían ayudado al gobierno federal a acabar con «los derechos del amo» y a privar de derechos a «una gran proporción de los mejores y más capaces hombres de la raza naturalmente dominada».

Las élites resentidas como Shotwell y Forrest estaban decididas a restablecer su poder. Abundantes pruebas sugieren que el Klan de la época de la Reconstrucción funcionaba como una asociación patronal con objetivos que, en cierto modo, se parecían a los de otras organizaciones empresariales antilaborales.

Los líderes del Klan exigían que las masas negras cumplieran una función: participar en formas de trabajo agotadoras y brutalmente intensas que se asemejaban a la vida en las plantaciones antes de la Guerra Civil. Los miembros del Ku Klux Klan trataron de impedir que los afrodescendientes salieran de sus lugares de trabajo, participaran en reuniones políticas, se educaran, tuvieran acceso a armas de fuego o se unieran a organizaciones destinadas a desafiar a sus explotadores. Como dijo un observador de Georgia a un comité de investigación del Congreso en 1871, «creo que su propósito es controlar el gobierno del Estado y controlar la mano de obra negra, igual que hicieron bajo la esclavitud».

Mientras los miembros del Ku Klux Klan insistían en que las masas negras pasaran sus horas de vigilia plantando y recogiendo cosechas, muchos se negaban a creer que esos mismos trabajadores merecieran los beneficios económicos de sus esfuerzos. Según un informe de 1871 de Tennessee, con frecuencia «el empleador inventa alguna excusa y se pelea con el jornalero, y este se ve obligado a dejar su cosecha y abandonar su salario por el terror del Ku Klux, que, en todos los casos, simpatiza con los empleadores blancos». Estos casos se parecían más a la esclavitud que al sistema de trabajo libre prometido por la emancipación.

El Klan como asociación patronal

Pocos estudiosos han calificado al Ku Klux Klan de asociación patronal, y la mayoría de los historiadores del área han ignorado el Sur de la Reconstrucción. El importante libro de Clarence Bonnett de 1922, Employers’ Associations in the United States: A Study of Typical Associations, no menciona al Ku Klux Klan y se centra exclusivamente en las organizaciones dirigidas por empresas que se formaron en el Norte a finales del siglo XIX para contrarrestar el movimiento obrero cada vez más inquieto por la influencia de inmigrantes europeos anarquistas y comunistas.

Sin embargo, la definición de Bonnett es flexible y nos permite aplicarla a las acciones de las organizaciones de vigilantes de la Reconstrucción: «Una asociación patronal es un grupo compuesto por empleadores o fomentado por ellos y que busca promover los intereses de los empleadores en asuntos laborales. El grupo, en consecuencia, es (1) una organización formal o informal de empleadores, o (2) una colección de individuos cuya agrupación es fomentada por los empleadores».

Por supuesto, los miembros del Ku Klux Klan de la época de la Reconstrucción y las asociaciones patronales de la «Era Progresista» enmarcaron sus respectivas cuestiones laborales de forma muy diferente. Mientras que los miembros de las «alianzas ciudadanas» y patronales del Norte pregonaban la libertad de la que supuestamente gozaban los trabajadores industriales (es decir, de no afiliarse a los sindicatos), los miembros del Klan no tenían ningún interés en tratar de ganarse la legitimidad de las masas afrodescendientes.

Esto no quiere decir que las asociaciones patronales del Norte aceptaran los estallidos de descontento laboral. Ellas también utilizaron técnicas coercitivas y muchas veces violentas, incluyendo guardias privados y secuestros, palizas y ahorcamientos, y se beneficiaron de las rápidas intervenciones de la policía y la Guardia Nacional. Pero, desde el punto de vista retórico, las asociaciones patronales de la Era Progresista empleaban a menudo el lenguaje lincolés del «trabajo libre», señalando a las masas de trabajadores «libres» que lo mejor para ellos era trabajar diligentemente y cooperar con sus jefes. Los que optaban por caminos más conflictivos a menudo se encontraban con el despido y la inclusión en una lista negra (coercitiva, sí, pero muy diferente de lo que experimentaban los antiguos esclavos).

Los miembros del Ku Klux Klan hablaban sin tapujos el lenguaje de la dominación racial y de clase, y lo llevaban a cabo con una brutalidad extrema. Si medimos el número de asesinatos y palizas, el Klan fue mucho más violento que la mayoría de las asociaciones patronales del Norte. El historiador Stephen Budiansky ha calculado que los vigilantes blancos asesinaron a más de tres mil personas sólo en Alabama durante el periodo de la Reconstrucción.

No obstante, los miembros del Klan eran estrategas y empleaban amenazas, secuestros y latigazos para lograr los objetivos principales de las clases dominantes del Sur. Esto significaba impedir que los liberados acudieran a las urnas, disolver las reuniones políticas y asesinar a los hombres y mujeres más irremediablemente rebeldes. «Los asaltantes blancos», ha señalado el historiador Douglas Egerton, «no se limitaron a agredir a los negros por serlo». En lugar de ello, utilizaron la intimidación y la violencia contra lo que consideraban hombres y mujeres vagos, poco fiables, irrespetuosos y desafiantes.

Las acciones cruentas, como los latigazos y los ahorcamientos, servían a las necesidades de la dirección, ayudando a disciplinar a un número incontable de trabajadores. El cultivador de algodón de Mississippi Robert Philip Howell, por ejemplo, expresó su agradecimiento al Klan porque sus miembros le ayudaron a resolver sus problemas con los «negros libres» en 1868: «si no hubiera sido por su miedo mortal al Ku Klux, no creo que hubiéramos podido manejarlos tan bien como lo hicimos».

El hecho de que los blancos pobres y de la clase trabajadora participaran en las secciones del Klan tampoco significa que no debamos considerar al KKK como una organización patronal: lograr el control laboral casi siempre ha implicado la coordinación de grupos de participantes de distintas clases. Después de todo, las asociaciones patronales, en su mayoría con sede en el Norte, no habrían podido conseguir romper las huelgas y reventar los sindicatos sin las movilizaciones de los esquiroles durante los conflictos industriales.

El Klan, por tanto, era una asociación patronal especialmente despiadada y racista, pero no dejaba de ser una asociación patronal. Y fue brutalmente eficaz.

El miedo se apoderó de la clase trabajadora negra, mayoritariamente agrícola. Aunque los negros de todo el Sur ya no eran «propiedad», la amenaza de la violencia organizada por el Klan se cernía sobre ellos. Demasiados pasos en falso, incluyendo formas sutiles y manifiestas de insubordinación, podían llevar a encuentros indeseados con encapuchados seguidos de amenazas, palizas e incluso la muerte. Los miembros del Ku Klux Klan eran los encargados de hacer cumplir la ley, asegurándose de que las masas mantuvieran la cabeza baja y trabajaran de forma eficiente.

Algunos liberados aún se unieron a organizaciones de resistencia como las Ligas de la Unión. Estas organizaciones, aliadas de los republicanos, eran activas en estados como Alabama, donde sus miembros celebraban reuniones, movilizaban a los votantes y, a menudo, se armaban, actividades muy alejadas de sus deberes «apropiados» en el lugar de trabajo.

Pero en respuesta, los miembros del Ku Klux Klan conspiraron entre ellos antes de asaltar las casas de los miembros de la liga, azotando a los residentes, arrebatándoles sus armas y exigiéndoles que se mantuvieran alejados de las cabinas de votación. Solo perdonaban vidas cuando sus objetivos prometían abandonar las ligas. Tan solo en Alabama, los miembros del Klan asesinaron a unos quince miembros de la liga entre 1868 y 1871.

«Contrarrevolución de la propiedad»

Garantizar que los afrodescendientes permanecieran atados (a veces literalmente) a las granjas, plantaciones y otros lugares de trabajo mientras recibían una escasa compensación, cuando la recibían, era uno de los objetivos centrales de las élites del Sur, las mismas personas que se beneficiaron de la esclavitud antes de la Guerra Civil. Mientras los blancos de todas las clases se unían a las ramas del Klan —y participaban con entusiasmo en los ataques contra los maestros del Norte, los administradores de la Oficina de la Libertad y los miembros de la Liga de la Unión—, las élites eran las que llevaban la voz cantante.

Se trataba de una «contrarrevolución de la propiedad», como dijo W. E. B. Du Bois. Los reformistas de la época de la Reconstrucción no consiguieron proporcionar una auténtica libertad a los antiguos esclavos, escribió, en parte «porque la dictadura militar que había detrás del trabajo no funcionó con éxito frente al Ku Klux Klan». Al igual que las asociaciones patronales del Norte, el KKK luchaba por los intereses de los miembros más poderosos de la sociedad, infundiendo violencia y terror en nombre de los empresarios agrícolas.

Debemos apreciar los avances emancipadores de la Guerra Civil sin perder de vista las formas en que la clase dominante del Sur luchó para aferrarse al poder. Lo hicieron en parte desempeñando papeles de liderazgo en el Klan y apoyando activamente a las numerosas organizaciones racistas de vigilancia que exigían la subordinación laboral.

Al destacar sus intereses fundamentales de clase, podemos entender mejor las razones de sus actos estratégicos de terror. Estos hombres perdieron quizá el conflicto más significativo en la historia de EEUU, pero no dejaron de luchar contra las fuerzas modernizadoras del capital del norte.

jacobinlat.com / La Haine

Quico Sabaté. Asesinado en enero de 1960

Este año se conmemoró el 60 aniversario de la muerte de Quico Sabaté. Vamos a recordar los hechos inmediatos a aquel acontecimiento.

Quico Sabaté

A mediados de diciembre de 1959 Quico Sabaté planea su regreso a Barcelona para reanudar la lucha que había iniciado quince años antes. No cuenta con el apoyo de la organización libertaria en el exilio, que hace años decidió abandonar la lucha armada. Tiene 44 años y su salud ya no es lo que era, apenas se ha recuperado de la perforación de estómago que le llevó al quirófano con carácter de urgencia unos meses antes. Se enfrenta a un régimen que se ha consolidado en el interior gracias a una represión implacable y que, gracias al apoyo de Estados Unidos, se ha congraciado con la comunidad internacional. Toda su red de apoyo en el interior está desmantelada, lo que le obligará a empezar de cero. Y, por si todo esto fuera poco, la policía española, que conoce sus intenciones, le espera en la frontera con un formidable despliegue de vigilancia.

Sigue leyendo

Fragmentos de la historia del anarquismo en los Balcanes

Trivo INDIC

175492863-38811882

Atentado en Sarajevo

Las ideas libertarias entran en tierras yugoslavas en la segunda mitad del siglo XIX, llevadas por los yugoslavos que trabajaban o estudiaban en varios países en los que se había desarrollado ya el movimiento obrero. Uno de los primeros que abrazó las ideas de Proudhon fue el socialista serbio, Zivojin Zujovié (1838-1870), durante sus estudios de Derecho y de Economía en Múnich y Zúrich. Actuó como el primer socialista en Serbia y fue maestro de Svetozar Markovié (1846-1875), organizador y teórico del movimiento obrero serbio.

En aquella época hubo en Suiza una numerosa colonia de estudiantes eslavos del Sur, que mantenían contactos con Bakunin y la Sección Eslava de la Federación Jurasiana. Entre ellos, estaban Jovan Zujovit, Manojlo Hrvaéanin, Pera Todorovié y otros. A primeros de julio de 1872, en Zúrich tuvo lugar el Congreso de los socialistas serbios, con la presencia de Bakunin, siendo aprobado el programa del Partido Socialista Serbio. Sigue leyendo

Joaquín Costa y su «Escuela y Despensa»

José BORRÁS

Zaragoza_-_Monumento_a_Joaquín_CostaSería vana pretensión hacer un estudio exhaustivo sobre la gran personalidad de Joaquín Costa y quizás ni siquiera aportar nada nuevo sobre lo mucho que se ha dicho y escrito acerca del ilustre polígrafo. Mi propósito se limita a trazar algunos rasgos del hombre, de su vida y de su muerte, con el fin de deshacer algún entuerto.

Y ello porque, en la actualidad, Costa ha vuelto a recuperar algún interés, equiparable al que despertó en vida y poco después de su muerte. La mayor parte de las investigaciones que se hacen sobre él disipan, afortunadamente, el intento de instrumentalización que las dos dictaduras –la de Primo de Rivera y la de Franco– intentaron hacer de su figura. Pero, algunas otras tratan de atribuirle esa connotación abusiva.

Joaquín Costa Martínez nació el 14 de septiembre de 1846 en el número 70 de la calle Mayor de Monzón. Su padre era labrador del Ribagorza. Su madre, de Graus, y es quizá por influencia suya que Joaquín fue a residir a ese pueblo cuando apenas contaba seis años. De muy joven, el arquitecto, Hilarión Rubio le admitió para que cuidase de su coche y su caballo. Joaquín era mantenido, pero no tenía salario ni jornal. Un año después cayó enfermo. Cambió de oficio, trabajando en las obras de Monte Aragón y comenzó a estudiar por su cuenta. En 1865, tuvo tres éxitos en sus exámenes. «He tenido tres sobresalientes y dos medallas», anota en su diario. Un diario que inicia a los 17 años y en cuya primera página escribe: «Mi vida entera ha sido un tejido de pesares y lágrimas porque, el maldito pundonor que la naturaleza ha puesto en mí con abundancia, ha sido la causa que me ha atraído constantes desgracias». Sigue leyendo

GUERRA o REVOLUCIÓN: el dilema de la Guerra Civil española (y II)

Rudolf DE JONG

[Ir a la primera parte de este artículo]

139909_CNT___19___julio___1936Está clarísimo que en el Pleno de julio, en el que se decidió la colaboración política, no se argumentó según las teorías afines al modelo revolucionario anarquista. Para aquellos militantes en plena euforia de la jornada victoriosa, la colaboración significaba algo como: «¡Continuemos la lucha que nosotros, los de la CNT-FAI y obreros de Barcelona, sostenidos por otras fuerzas antifascistas, hemos ganado aquí en la capital catalana, y liberemos a toda España y hagamos la revolución!» sin darse cuenta de que semejante colaboración tendría una evolución contraria –involución– a la revolución. Pero para explicarnos mejor la decisión de la CNT-FAI por la colaboración, al dato de la «euforia triunfante» me gustaría añadir algunas consideraciones más, concretamente sobre la mentalidad y modo de pensar de los militantes responsables de semejante acuerdo. Sigue leyendo

Sobre Alejandro Lerroux

Horacio MARTÍNEZ PRIETO

Alejandro_Lerroux_García

Alejandro Lerroux

Alejandro Lerroux, conocido entre sus correligionarios por «Don Ale», al que también llamaban el «ilustre jefe», fue un caso sin par en la política española posterior a la primera República. De una contextura física extraordinaria, todo él movilidad, energía y persuasividad, empezó como periodista pobre y sin lustre, propagando las ideas republicanas, en las que pocos podían creer después del fracaso aún caliente de la República de Salmerón y Pi i Margall; sin embargo, se abrió camino, especialmente en Cataluña y Levante, donde su radicalismo republicano, exaltado entre las masas con el don tribunicio incomparable de Lerroux (de éste, Prieto llegó a decir que no había orador que pudiera compararse con él; eso cuando ya Lerroux era un viejo ministerial de la Segunda República…) tomó verdadera amplitud entre las masas obreras, consiguiendo sobre ellas mayor influencia que la que los socialistas obtenían por el resto de España. En esas regiones mediterráneas se crearon numerosas «Casas del Pueblo» del Partido Radical, que en Barcelona tuvo un gran ascendiente político entre los obreros; pero, sobre todo, en Levante no había pueblo donde el Partido Radical no estuviera instalado, comprendiendo en su fuerza obreros y pequeños campesinos. Fue «Don Ale» un curioso españolista que difundió los tipismos regionalistas dentro de la unidad española, frenando el separatismo; y fue un, no menos, curioso facilitador del crecImiento de la CNT por su combate incesante contra los marxistas. Así, en Cataluña y Levante, la fuerza política y sindical del socialismo fue minúscula; hubo proletariado, anarquizante primero, lerrouxista después y anarcosindicalista, finalmente, donde los obreros lerrouxistas acabaron por encuadrarse. Sigue leyendo

Blasco Ibáñez. Los orígenes del republicanismo en el País Valenciano

Santiago CUCURELLA

Blasco

Vicente Blasco Ibáñez

Históricamente, el valencianismo surge como un movimiento cultural, de idéntico modo que lo hace el catalanismo, pero, a diferencia de este, en el momento de conseguir una proyección política clara deriva hacia los estadios del conservadurismo monárquico más reaccionario. Ello explica, en buena medida, las características particulares del republicanismo valenciano, fruto del descontento de unas clases populares que no pueden asimilar un valencianismo alejado de su realidad social y de sus reivindicaciones más prioritarias. La corriente republicanista no rechaza, a priori, un valencianismo de izquierdas, pero, a su vez, será incapaz de articularlo. Su más importante ideólogo es Vicente Blasco Ibáñez, que intenta hacer política estatal más que valenciana, aunque su movimiento puede considerarse, por la base social que aglutina y por su implantación geográfica, estrictamente valenciano. Blasco conseguirá movilizar a las masas del País Valenciano en una dirección: la República. Todo ello a base de realismo y combatividad. Es imposible entender el fenómeno republicano en Valencia sin aproximarnos de alguna manera a la figura y la obra de Blasco lbáñez.1 Sigue leyendo

Sobre Francisco Largo Caballero

Horacio MARTÍNEZ PRIETO

francisco-largo-caballero

Francisco Largo Caballero

Francisco Largo Caballero, (a) Don Paco, se describe a sí mismo en sus memorias, y yo digo lo que de él conozco: por antecedentes orales y escritos, primero, y por trato directo, después. Siendo yo muy joven, en los medios anarquistas se juzgaba a Caballero como uno de los socialistas que más inquina nos profesaba; y entre los socialistas pasaba por el «duro» del Partido. «Don Paco ha sido siempre hostigado por los intelectuales y biencriados del Partido, a causa de su mediocre cultura y de su mal carácter; pero, a la hora de las bofetadas, todos recurrían a él y le adulaban, como hombre indispensable por su tendencia a la acción». Así nos hablaba de «Don Paco» el que le sustituyó en la secretaría de la UGT, Rodríguez Vega. Efectivamente, fue el más caracterizado de los componentes del Comité de Huelga en la intentona frustrada de 1917, como lo fue en el Comité Revolucionario de 1934; esto, en lo concerniente a lo de las «bofetadas». Del personalismo bastante miope de «Don Paco» fue reflejo su participación en el Consejo de Estado del general Primo de Rivera. De su insinuación nacieron los Comités Paritarios de patronos y obreros, creados con la finalidad de evitar conflictos sociales a la Dictadura y, a la larga, por determinación de la costumbre, acabar con las huelgas y, por consiguiente, con la CNT y con otros, más o menos extremistas. El sistema lo reconstituyó, aún más comprimente, durante la República, con el nombre de Jurados Mixtos; y en esta etapa, como ministro de Trabajo, produjo la Ley de Términos Municipales (ridícula exaltación de caciquías sindicalistas en los pueblos agrícolas), la Ley de Vagos y Maleantes y la Ley de Asociaciones: verdaderos artilugios legales para liquidar a la CNT. Sigue leyendo

Mariano Gavín, el guerrillero que murió de una vez

Felipe ALÁIZ

Mariano Gavín Suñén, apodado El Cucaracha (Alcubierre, Huesca, 1838 – Lanaja, Huesca, 28 de febrero de 1875) fue el bandolero aragonés más famoso. Actuó en los Monegros durante la segunda mitad del siglo XIX. 

cucaracha-westernHay héroes populares que lucharon denodadamente por la libertad; que se sublevaron, admirables insurrectos sociales contra la mansedumbre de sus semejantes, encarándose contra la autoridad y contra la rapacidad de Camacho el Rico; que no trataron de ejercer dominio alguno, y fueron ejemplo de dignidad y desinterés. Sigue leyendo

ELISEU MELIS. La muerte de un traidor

Álvaro MILLÁN

Eliseu Melis

Eliseu Melis

En abril de 1945 la organización del Movimiento Libertario (ML) en el exilio toma finalmente una decisión sobre la que se llevaba discutiendo mucho tiempo: matar a Eliseu Melis. Encargan la misión a uno de los grupos de acción que operan en el interior, concretamente al de Quico Sabaté.

Pero, ¿quién era Melis y por qué querían matarlo? Eliseu Melis era un veterano militante de la CNT y de la FAI. Afiliado al Sindicato Fabril y Textil de Barcelona, había colaborado en Solidaridad Obrera y formó parte del grupo Cultura, adherido a la FAI. Al final de la guerra no pudo huir a Francia y tuvo que volver a Barcelona, donde pronto cayó en manos de la policía junto con Antoni Seba Amorós. Ambos fueron requeridos por el jefe de la Brigada Político-Social de Barcelona Eduardo Quintela, quien les obliga a escoger entre colaborar con la policía o enfrentarse a un piquete de ejecución. Sigue leyendo

El terrorismo como negocio. El confidente Juan Rull y su banda

Cipriano DAMIANO

En ocasiones se producen hechos que, al hacerse públicos, llegan a sorprender por lo inusitado. Con harta frecuencia se procura extender sobre los mismos un sudario de silencio como el culpable se obsesiona en ocultar las huellas de su crimen.

Juan Rull

Juan Rull

El hedor apesta y hay que neutralizarlo. No apagados aún los ecos de determinados sucesos acaecidos en el vecino país y cuyas resonancias parecían alcanzar a algún estamento autóctono, orígenes y circunstancias permanecen sin esclarecer. Y cabe recordar. Cabe recordar, porque el hombre sigue empeñado en ser la única bestia que tropieza reiteradamente en la misma piedra.
Al hablar de la época del terrorismo en Barcelona se la centra a menudo en el último decenio del XIX y primero del siglo XX. Se arrastraban por entonces las secuelas de la llamada «propaganda por el hecho», pero se excluye con frecuencia la que le seguiría con posterioridad, ya oficializada desde el poder y que parece devenir como consecuencia de la primera. A este tenor habría que remontarse a uno de los procesos más célebres de los sustanciados en la Audiencia barcelonesa con la sentencia y ejecución de Juan Rull, agarrotado el 8 de agosto de 1908 en Barcelona.
Sigue leyendo

La misteriosa desaparición de los dinosaurios

Antonio TÉLLEZ

La onda expansiva que produjo la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, sólo tardó dos años en llegar a la URSS, con una fuerza de destrucción insospechada, que puso en evidencia la fragilidad de todo un imperio totalitario considerado con capacidad para resistir a cualquier embestida, predestinado a tener vida sempiterna.

a_lie_-_lenin¿Quién podía imaginar que al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), con sus catorce millones de afiliados, le bastaría un chasquido de dedos (un simple ukase del 23 de agosto de 1991), para esfumarse sin que nadie dijera esta boca es mía? Es cierto que en las semanas que precedieron al decreto de disolución, varios millones de miembros lo habían abandonado por decisión propia.

¿Acaso el Partido era ya una entelequia y se circunscribía a los comunistas que estaban bien instalados en las poltronas del aparato, de la nomenklatura, y que todos los demás pertenecían a la clase de los que se arriman al sol que más calienta? Sigue leyendo

México. La revolución y el régimen del PRI

Víctor GARCÍA

2012112316185429545México es nota discordante en el concierto latinoamericano de naciones. Su historia, su política, su sociología raramente marchan al unísono con las del resto de sus hermanas continentales. Tomemos, por ejemplo, el binomio partido-gobierno que desde la Revolución, en 1910, empezó a regir los destinos del país. Mientras en todas partes se originan, en primer término, los partidos que, una vez fundados, van a la toma del poder, sea mediante elecciones, sea mediante el golpe de Estado, tan en la rutina latinoamericana, en México se procedió, por la fuerza de las circunstancias, naturalmente, a la toma del poder para crear, más tarde, el partido político… Sigue leyendo

Historia de la CNT: 1936-1939. Un periodo decisivo

Armando LÓPEZ 

Que Mayo de 1936 constituye un hito importante, trascendental, en la historia del Movimiento Libertario, es algo que no puede ponerse en duda. Esa fecha configura el deseo, firme y unánimemente sentido por los militantes confederales, de superar las crisis de tendencias que la CNT venía arrastrando desde su fundación en 1910. El Congreso que el día 10 de Mayo de ese año se inició en el Teatro Iris Park de Zaragoza, tenía que decidir sobre la orientación futura de una organización estimada en un millón de trabajadores, cuya dirección se disputaban maximalistas y posibilistas.

milicianos-anarquistas Sigue leyendo

La sanjurjada. El primer asalto militar contra la República

Sanjunjo

Sanjunjo

Cipriano DAMIANO  Cansado del agobio de la dictadura primorriverista y convencido, además, de que la figura coronada llamada a velar por el estricto cumplimiento de la Constitución fue su primer infiel al permitir que fuera vulnerada, el pueblo se ha decidido por la República.

Discurre el mes de abril de 1931 y, ante el acontecer histórico, afloran quienes se guían por los dictados de la deserción. Es cierto que «las ratas son las primeras en abandonar el buque cuando la nave se hunde». En esta ocasión, tampoco faltaron desertores. Más de un elemento que sirviera sumiso al antiguo régimen, que bailara minués y rigodones en los fastuosos salones de palacio, abandonaría a quienes fueron sus benefactores. Entre ellos, José Sanjurjo Sacanell. Sigue leyendo

Maman Jones: la legendaria luchadora del sindicalismo americano

Mary Harris

Mary Harris

Lola ITURBE  No hace mucho se ha publicado una nueva versión francesa de la Autobiographie de Mary Harris, Maman Jones. Consideramos de interés general la difusión de estos breves apuntes, en espera de que, a no tardar, será publicado en español el relato apasionante de la vida de esta intrépida americana, militante del sindicalismo.  Mary Harris, nació en Cork, Irlanda, en 1830 . A los cinco años sus padres emigraron con ella a Estados Unidos. En esta época sufría Irlanda una grave crisis económica y muchos obreros se vieron obligados a buscar bajo otros cielos, el sustento del cotidiano vivir. Entre 1830 y 1840, según indican las estadísticas, emigraron a América cuatro millones de irlandeses. Raza sobria y enérgica para afrontar los más rudos trabajos, ofrecieron sus energías musculares y cerebrales a un país nuevo. Gracias al desarrollo y a los progresos de la técnica, Estados Unidos despertó la ambición generada por la posesión de riqueza que ofrecía aquella expansión agrícola, industrial y minera. Los nuevos capitalistas aceptaron complacidos la mano de obra barata que les enviaba Irlanda y pusieron en marcha nuevas formas de explotación que los enriqueció fabulosamente. De esta explotación surgieron los grandes banqueros, cuyos nombres fueron conocidos en el mundo entero: los Rockefeller, los Morgan, etc. Sigue leyendo

Volin y la Revolución rusa

Ignacio DE LLORENS

Volin

Volin

Vsévolod Mijáilovich Eichenbaum Volin (Tichvin, Rusia, 1882 – París, 1945) fue un destacado anarquista. Creador de los soviets en 1905, sufrió presidio en Siberia, de donde consiguió escapar para continuar desde el exilio primero en Francia y luego en Estados Unidos, la lucha contra el zarismo. Después de la revolución de febrero de 1917 regresó a Rusia y se consagró a la lucha libertaria en defensa de los soviets libres. Creó la organización Nabat con la pretensión de unir los diversos sectores que componían el movimiento anarquista ruso. Participó como encargado cultural del movimiento majnovista. Detenido por los bolcheviques consiguió escapar al fusilamiento al que le condenó Trotsky. Encarcelado en la prisión de Buitisky de Moscú, formó parte del grupo de anarquistas que en 1921 cambiaron la cárcel por el exilio gracias a las presiones de delegados obreros internacionales, especialmente movilizados por Gastón Leval, representante de la CNT. Sigue leyendo

El anarquismo en tierras de la antigua Yogoslavia

Trivo INDIC

Gavrilo_Princip_assassinates_Franz_Ferdinand

El atentado de Sarajevo

Las ideas libertarias entran en tierras yugoslavas en la segunda mitad del siglo XIX, llevadas por los yugoslavos que trabajaban o estudiaban en varios países en los que se había desarrollado ya el movimiento obrero. Uno de los primeros que abrazó las ideas de Proudhon fue el socialista serbio, Zivojin Zujovic (1838-1870), durante sus estudios de Derecho y de Economía en Múnich y Zúrich. Actuó como el primer socialista en Serbia y fue maestro de Svetozar Markovic (1846-1875), organizador y teórico del movimiento obrero serbio.

En aquella época hubo en Suiza una numerosa colonia de estudiantes eslavos del Sur, que mantenían contactos con Bakunin y la Sección Eslava de la Federación Jurasiana. Entre ellos, estaban Jovan Zujovic, Manojlo Hrvacanin, Pera Todorovic y otros. A primeros de julio de 1872, en Zúrich tuvo lugar el Congreso de los socialistas serbios, con la presencia de Bakunin, siendo aprobado el programa del Partido Socialista Serbio. Sigue leyendo

Colón no descubrió nada

Víctor ALBA

cristobal_Colon1

Durante casi cinco siglos se ha hablado de Cristóbal Colón como del descubridor de América.

Dejando aparte la instalación fugaz de colonias comerciales de vikingos en Terranova, que no tuvieron consecuencias, conviene puntualizar que Colón no descubrió nada.Fueron otros –en especial Vespucio– quienes descubrieron que las tierras que Colón creía asiáticas, eran en realidad un continente hasta entonces desconocido.

Pero ¿desconocido para quién?

Para los europeos. Y sólo para ellos.

Pues los incas, los mayas, los aztecas, y los chibchas y todos los pueblos que vivían en ese hemisferio que luego se llamó occidental, no necesitaban que se lo descubrieran. Sabían de sobra, claro está, que vivían en un continente. No sabían, desde luego, que había otros continentes a su Este y a su Oeste, al otro lado de los mares. En eso estaban como los europeos. Sigue leyendo

La rebelión juvenil de los años sesenta

Bernat MUNIESA

hippiesEn la Europa de la posguerra que siguió a la Segunda Guerra Mundial se encuentra el origen de nuevos comportamientos sociales cuyos actores fueron los miembros de una juventud insatisfecha y descontenta con el mundo que les había tocado vivir. Este desasosiego o malestar, como se le quiera llamar, motivaría a miles de jóvenes a reunirse en grupos muy específicos, marginales, y a mantener unas actitudes sociales especiales, siempre acorde con la protesta y la crítica de la sociedad.

Este proceso se inició ya en los años cincuenta (siglo XX) y en ciertos aspectos se ha prolongado hasta nuestros días. Varios fueron los factores que se combinaron para dar lugar a la explosión de la juventud occidental, en Europa y en Estados Unidos. Sigue leyendo