El brutal aumento del precio de los productos alimenticios de primera necesidad, que está a punto de incrementar en 100 millones de personas el número de quienes pasan hambre en el planeta, no es un fenómeno casual achacable a los vaivenes del mercado. Es consecuencia de la irrupción en el ámbito alimentario del capital financiero huido del mercado hipotecario, que busca de nuevos negocios en donde poder mantener el mismo nivel de beneficios, especulando esta vez con el hambre de la humanidad.
Ignacio MEREDIT
Según las estimaciones de la FAO (organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación) entre marzo del 2007 y marzo del 2008 el precio de los cereales aumentó un 88%, el de aceites y grasas un 106% y el de productos lácteos un 48%. Este aumento continuado de los precios de los alimentos provocará que, de no tomarse medidas urgentes, 100 millones de personas se sumarán a los 800 millones que ya se encuentran en una situación de hambre; es decir, de extrema pobreza (menos de un dólar de renta al día). Sin embargo, esta cifra es únicamente una referencia estadística, el problema es mucho más profundo: a esta cifra habrá que añadirle las poblaciones que deberán reducir su dieta alimenticia ya de por sí escasa, las poblaciones que se verán obligadas a disminuir la calidad de los alimentos que podrán adquirir, las poblaciones que deberán renunciar a otros bienes de consumo, también necesarios, etc. A las poblaciones de Asia, África y América Latina, que gastan de promedio entre un 60 y un 80% de su renta en productos alimenticios, cualquier incremento de precios les va a afectar considerablemente. Sigue leyendo →