Archivo de la categoría: La Revolución Española

Sanidad, asistencia social y eugenesia en la Revolución española

Félix MARTÍ IBÁÑEZ

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Félix Martí

Creo de interés para mis fraternales lectores de ESTUDIOS, ofrecerles una breve reseña de lo que en sanidad, asistencia social y eugenesia hemos realizado en Cataluña en los meses que lleva la CNT en el Consejo de Gobierno, bajo las orientaciones de mi admirado compañero Dionysios, que tan espléndidamente inició estas tareas, y Pedro Herrera, que tan entusiásticamente las continúa. Ofrendo este artículo a la ministro de Sanidad de la República, Federica Montseny, nuestra infatigable compañera y luchadora, de cuya inteligente y entusiasta actuación surgirá una sanidad y asistencia social henchidas de humanismo y sentido revolucionario.

Dr. F. MARTÍ IBÁÑEZ. Director General de Sanidad y Asistencia Social de Cataluña. Subsecretario de Sanidad de la República. (De Estudios, n.º 160, Valencia, enero 1937)

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Antecedentes y cronología de los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona

José COSTA FONT

InseparablesLos antecedentes

28 de noviembre de 1936. Intervención del Cónsul General de la URSS en Barcelona Antonov Ovscenko, denunciando, en una nota a la prensa, al órgano del POUM, La Batalla, como «participante de la prensa vendida al fascismo internacional».

Diciembre de 1936. El PSUC provoca una crisis en el gobierno de la Generalitat, consiguiendo la exclusión de Andrés Nin, Consejero de Justicia.

17 de diciembre de 1936. Pravda publica: «En Catalunya la eliminación de los trotskistas y de los anarcosindicalistas ha empezado; será llevada a término con la misma energía que en la URSS».

7 de enero de 1937. Siendo ya Joan Comorera, en representación de la UGT, Consejero de Abastecimientos de la Generalitat, su primera «providencia» es disolver los Comités de Abastos de los Sindicatos y transferir sus funciones al comercio privado, imputando una mala distribución de los productos alimenticios al anterior Consejero, J. J. Domenech, de la CNT. Sigue leyendo

Los Hechos de Mayo de 1937 en Barcelona

amigos-durrutiJoan BERNAT

La unidad de la izquierda es algo que está en la mente de todo militante obrero. Pero la unidad no será factible si no saldamos cuenta con la Historia. En ella, en el análisis de nuestro pasado colectivo, hay muchos eventos que no conviene ignorar. Los sucesos de mayo de 1937 forman parte de ese capítulo de hechos que no pueden, alegremente, pasarse por alto. Aunque algunos crean que escarbar en el pasado es imposibilitar el avance hacia la unidad de las fuerzas de izquierda, yo pienso que es precisamente en ese pasado donde podemos encontrar las enseñanzas para no repetir viejos errores y edificar una unidad que verdaderamente sirva para la liberación de la clase trabajadora. Sigue leyendo

España 1936: ¿guerra civil o revolución social?

revolucionÁngel J. CAPPELLETTI

Por una curiosa coincidencia –que en realidad no es tal– los historiadores liberales y marxistas suelen llamar a lo que sucedió en España durante los años 1936 y 1939, «la guerra civil» y dan una interpretación básicamente idéntica al sentido de aquellos dramáticos acontecimientos. Para los liberales se trata de una lucha, crucial para los destinos del país y del mundo, entre la república democrática y la reacción fascista; para los marxistas, de un esfuerzo por establecer una democracia parlamentaria como antecedente de un futuro (remoto) Estado socialista, combatido a sangre y fuego por la aristocracia terrateniente, el capitalismo internacional, el clero y los militares, con ayuda de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini. Los fascistas, por su parte, hablan de la «cruzada» y, a veces –avatares semánticos– de la «guerra de liberación nacional». Si  rescindimos de esta última interpretación, que no deja de ser válida como descripción de las intenciones de los «rebeldes», ya que toda «cruzada» supone el propósito de imponer a un pueblo «la cruz», esto es, la denominación ideológica (y política) de la Iglesia Católica, es preciso aclarar la insuficiencia de la hermenéutica liberal-marxista. Sigue leyendo

¿Hubo revolución o colaboración de clases en Barcelona el 19 de julio de 1936?

Joaquín HERNÁNDEZ APARICI

Companys recibe a los representantes de la CNT

Companys recibe a los representantes de la CNT y la FAI

Desde estas páginas y con el interés de avivar la POLÉMICA si es que alguien cree oportuno responderme, voy a dar mi muy subjetivo punto de vista sobre un tema que hoy es actualidad en estos medios, en el momento de cumplirse el 60 aniversario del 19 de julio de 1936 inicio de la Guerra Civil. Mi opinión y escrito, que pienso pueda dar motivo a muchos contrastes y controversias, gira en torno al análisis desde un punto de vista histórico, de si hubo revolución o no el 19 de julio de 1936 en Barcelona. Yo desde mi punto de vista comienzo a opinar que no, y conste que hasta hace poco tiempo había pensado y sostenido lo contrario. Sin embargo, recientes lecturas correspondientes al periodo que he efectuado recientemente, me inducen a hacer un análisis muy diferente de la visión subjetiva de aquellos días que me llevan a la conclusión que el resultado no fue la Revolución con la que generalmente se conoce estas agitadas jornadas, sino algo diferente, para mi una simple colaboración de clases. Sigue leyendo

La CNT en el Gobierno de la República

Ramón ÁLVAREZ

Hay una especie de tabú, una complicidad del silencio sobre el comportamiento libertario durante el periodo de la Guerra Civil de 1936-1939. Pocas de las figuras anarquistas comprometidas en aquella epopeya se atreven a reivindicar lo que otros presentamos y defendemos como el gran acierto de los militantes de la CNT y del anarquismo. Se han prodigado, en cambio, los que después de haber sido ministros, jefes militares, consejeros, alcaldes, policías y carceleros, han hecho público acto de contrición, intentando tranquilizar su conciencia por haber arrastrado al fracaso y a la inmolación a un pueblo como el nuestro: generoso en el combate, que supo morir con altivez en los frentes, asesinado en senderos y caminos vecinales o caído –¡gritando libertad!– en los siniestros recintos de la muerte.

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Antes de que se extinga la generación de la guerra, este fenómeno debería explicarse en tribuna abierta, para que las generaciones que llegan cuenten con los elementos históricos que faciliten su propio análisis y sus conclusiones, despojadas de la pasión que encendió el ánimo de los protagonistas. Sigue leyendo

La CNT, las milicias y el Ejército. El problema de la militarización en la Guerra civil

Miguel GONZÁLEZ INESTAL

139909_CNT___19___julio___1936Grande es la gesta que el pueblo español está escribiendo con su sangre. Todo lo grande que es el hecho de que un pueblo desarmado, con solo su idealismo generoso y su anticipado sacrificio de la vida, sin preparación especial alguna, neutralizara primero y rechazara después, en lucha violenta, a un enemigo preparado para el combate, dotado de todos los medios y complicidades. Sólo una cosa hay que pueda serie equiparada. Una figura colectiva que llena toda la historia de nuestra época: el miliciano.

Surge espontáneo y en todas partes con características muy parecidas. En el Norte, en el Sur, en el Este y en el Centro. En todas partes los llamamientos de las organizaciones hechos por la radio, por la prensa o personalmente, hallan la misma contestación: movilización en masa desde los puntos más céntricos a los más apartados rincones. En la España, hoy leal, y en la parte ocupada por los facciosos, el llamamiento fue interpretado de la única manera que podía serlo: como un signo de debilidad, mejor dicho, de impotencia para los poderes constituidos, que debía ser suplida con la intervención violenta y vigorosa del proletariado.

El sentimiento trágico de la vida y la conciencia del momento lanzaban fuera de sus talleres, fábricas y obras a los trabajadores que, vigilantes, salían a la calle día y noche dispuestos a ofrendar su vida para impedir la victoria del fascismo. Llegado el momento supremo, a falta de armas oponía al enemigo la muralla de sus cuerpos, el coraje altivo de quien renuncia a todo, hasta a la vida, para triunfar. Sigue leyendo

Los orígenes de la Guerra Civil española (1936-1939)

José BORRÁS

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Es cierto que España consiguió permanecer neutral en las grandes conflagraciones mundiales. No es menos cierto, sin embargo, que, en el espacio de poco más de un siglo –entre 1833 y 1939– los españoles se mataron entre sí en tres guerras civiles que duraron un total de doce años. Eso sin contar el sinfín de pronunciamientos y sublevaciones militares, los motines y algaradas pronto sofocados, y los prolongados conatos de guerra social larvada –con muertos y heridos en abundancia– que se produjeron en el mismo periodo. ¿Será que los españoles somos más belicosos que otros pueblos y más propensos a las luchas fratricidas? Es algo de lo que no estoy muy seguro. Sigue leyendo

Los ferroviarios en la Revolución y la Guerra Civil española

Enrique MARCO NADAL

1310569896510Ferrocarriles, por sus características profesionales y, posiblemente, por ser una de las pocas empresas españolas que garantizaban a sus empleados el sueldo los 365 días del año, sindicalmente siempre fue un feudo ugetista difícil de erosionar. Los ferroviarios que pensaban y sentían como anarcosindicalistas, ante la imposibilidad de poderse sindicar en la organización que llevaban en el corazón y el pensamiento, por el sentido de responsabilidad que les señalaba el deber de sindicarse, se afiliaban al Sindicato Nacional Ferroviario (UGT), única sindical existente en Ferrocarriles en aquellas fechas.

La dura represión de la empresa y los severos castigos impuestos por las autoridades gubernamentales a la terminación del conflicto huelguístico del año 1917, unido a la pasiva acción de los partidos políticos que los arrastraron a ella, fue el principio de la erosión del feudo sindical ugetista en Ferrocarriles. Erosión que llegó a un auténtico resquebrajamiento cuando en la Dictadura primorriverista, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), cuya influencia sobre la UGT es innegable aún en nuestros días y siempre más atento a sus intereses parciales que a los generales por los que dice luchar, tuvo la debilidad de designar a Francisco Largo Caballero como asesor sindical en el Consejo de Estado del Directorio Militar constituido por Primo de Rivera para la Gobernación de España. Ese hecho fue considerado por parte de muchos Ferroviarios como un insulto al mundo del trabajo, que motivó la baja en el Sindicato Nacional de los llamados anarcosindicalistas y también de muchos ugetistas. Sigue leyendo

Durruti y la Revolución española

Abel PAZ

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Durruti

A ojos de sus enemigos, el gran pecado que cometió el proletariado español en 1936 fue llevar a la práctica la mayor revolución social que habida en la historia, iniciándola como contragolpe al pronunciamiento militar antirrepublicano. La revolución fue aplastada por la propia República, que contó con la colaboración de la burocracia constituida en el seno de las fuerzas revolucionarias, pero afectó tanto al edificio social que impidió cualquier solución de compromiso entre el orden republicano y los insurrectos, haciéndose necesario el triunfo fascista y la dictadura de Franco para la salvación in extremis de la sociedad de clases. Si la coyuntura política del cincuentenario de la guerra civil española hace escribir a los grandes diarios actuales que ésta «no sirvió para nada» (El País), un vistazo a los últimos diez años de transición democrática demuestra que por lo menos sirvió para que, cuarenta años después, se reconciliaran y unificaran los dos modelos de conservación de lo existente que se enfrentaron durante la guerra civil: el de los que ganaron la guerra para vencer la revolución y el de los que la perdieron por haberla vencido. Sigue leyendo

El antiintelectualismo de la CNT y la revolución de julio de 1936

Víctor GARCÍA

139909_CNT___19___julio___1936Las raíces del antiintelectualismo de la CNT se remontan en el pretérito decimonónico. Los atisbos más palmarios se pueden observar en los primeros congresos de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) y partiendo del mismo momento de su fundación, en Saint Martin’s Hall, Londres, el 28 de septiembre de 1864, cuando el espíritu proudhoniano, por boca de los delegados galos, inspiró los principios obreristas internacionales. Fue una creación francesa que el despotismo de Napoleón III forzó a que se manifestara en Inglaterra.

El manifiesto redactado por la delegación francesa, de regreso de Londres, ya señala las intenciones de marginación frente al intelectual:

«El trabajo confirma su igualdad frente a las demás fuerzas y quiere conquistar su puesto en un mundo moral y material y ello en base a su propia iniciativa y al margen de todas las influencias que durante estos últimos tiempos ha sufrido e, inclusive, solicitado». Sigue leyendo

Invierno de 1939: 500.000 españoles se refugian en Francia tras la victoria del fascismo

David W. PIKE

1«Un pueblo entero cae sobre Francia –escribía Jean-Clair Guyot en L’Illustration–: ricos y pobres, burgueses, comerciantes, campesinos, funcionarios públicos y militares, todos ellos mezclados con caballerías, carros, autos, con pobres ajuares, con todo lo que puede ser cargado sobre un coche, arrastrado o cargado a la espalda». Estas multitudes exhaustas, hambrientas, andrajosas, plantearán un grave problema a Francia. Un problema político, material y financiero. Nada había sido preparado para acoger a estas gentes. Las autoridades francesas serán blanco de críticas contradictorias, en el interior, procedentes de todos los partidos políticos y de la población; a nivel internacional, de ciertos países, en particular de la URSS, que ocultarán la mezquindad de su ayuda bajo virtuosas lecciones de moral. Sigue leyendo

Las realizaciones educativas de la CNT en el periodo revolucionario 1936-1939

Félix CARRASQUER

CENUDado que todo fenómeno social tiene antecedentes históricos que lo determinan, diremos que la educación libertaria, única que puede liberar a los hombres, fue promovida por anarquistas tan célebres como W. Godwin, Fourier, Proudhon, Robin, Luisa Michel, Kropotkin y Reclús, entre otros.

No pudiendo extendernos aquí sobre los estudios pedagógicos de esos precursores, nos limitaremos a reseñar muy someramente los trabajos auténticamente libertarios realizados en España:

Ya en 1850, Antonio Ignacio Cervera, fourierista, fundó en Madrid una escuela para adolescentes y adultos a la que unos años más tarde asistirían 600 alumnos. Dicha escuela adquirió tal prestigio que los famosos federales Pi y Margall y Sixto Cámara colaboraron en ella en calidad de profesores. Casi al mismo tiempo se funda en Barcelona un ateneo obrero de inspiración proudhoniana. Poco después tomará la antorcha de la educación libertaria la Asociación Internacional de Trabajadores (AlT), que en el primer Congreso de la Federación Regional Española (FRE) celebrado en Barcelona, en junio de 1870, dedicará un apartado importante a la organización y educación del proletariado, «a su derecho a la enseñanza integral en todos los ramos del saber humano». Pero será el segundo Congreso de la FRE que tuvo lugar en Zaragoza en abril de 1872, el que propondrá un plan general de enseñanza integral. Sigue leyendo

Un Gobierno Vasco burgués en la guerra socio-civil española

Manuel CHIAPUSO

28261351La guerra en Euskadi presenta dos etapas diferenciadas. Una, la de la existencia de las Juntas de Defensa de Guipúzcoa y Vizcaya. Otra, la del Gobierno Vasco nacido después de la proclamación del Estatuto, en octubre 1936. La Junta de Defensa existió desde el 28 de julio hasta el 13 de septiembre, día en que se perdió la ciudad de San Sebastián, y la Junta de Vizcaya desde primeros de agosto hasta que se nombró el Gobierno Vasco. La característica de este Gobierno difiere en mucho con el resto de la actividad política y social en la zona republicana.

¿Por qué? Por la existencia del Partido Nacionalista Vasco (PNV), cuyo comportamiento polifacético en los albores del levantamiento militar dejó que desear. En dos provincias –Álava y la Navarra tan vinculada históricamente a la realidad vasca– colaboró más o menos estrechamente con las autoridades militares. Proclama del PNV en Vitoria cantando loas al alzamiento, firmada por Landáburu, y cartas del mismo al presidente, José Antonio Aguirre, indicando la conveniencia de actuar de forma que los militares perdonaran la existencia del Gobierno Vasco contra la sublevación militar. Documentos que se hallan en la Crónica General. En Guipúzcoa, que se decantó por la República, el PNV anduvo a la zaga y a remolque. No sabía qué carta jugar frente a la explosión popular en San Sebastián, Tolosa y Eibar. En Vizcaya fue más activo. Sigue leyendo

España 1936. La CNT, las Milicias y el Ejército Popular

Miguel GONZÁLEZ INESTAL

Grande es la gesta que el pueblo español está escribiendo con su sangre. Todo lo grande que es el hecho de que un pueblo desarmado, con solo su idealismo generoso y su anticipado sacrificio de la vida, sin preparación especial alguna, neutralizara primero y rechazara después, en lucha violenta, a un enemigo preparado para el combate, dotado de todos los medios y complicidades. Sólo una cosa hay que pueda serie equiparada. Una figura colectiva que llena toda la historia de nuestra época: el miliciano.

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Surge espontáneo y en todas partes con características muy parecidas. En el norte, en el sur, en el este y en el centro. En todas partes los llamamientos de las organizaciones hechos por la radio, por la prensa o personalmente, hallan la misma contestación: movilización en masa desde los puntos más céntricos a los más apartados rincones. En la España, hoy leal, y en la parte ocupada por los facciosos, el llamamiento fue interpretado de la única manera que podía serlo: como un signo de debilidad, mejor dicho, de impotencia para los poderes constituidos, que debía ser suplida con la intervención violenta y vigorosa del proletariado. Sigue leyendo

España 1936-1939. El gran dilema: ¿ganar la guerra o hacer la revolución?

Mariano CARDONA ROSELL*

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Se cumple hoy un año desde que comenzó la actual guerra civil que ensangrienta nuestros campos y ciudades. Durante él, la guerra civil se convirtió en social por la razón misma de su origen, se ha ido transformando en guerra internacional, librada en nuestro propio suelo, invadido y arrasado en muchos lugares por la barbarie alemana e italiana al servicio de los facciosos.

Durante este año se han recogido muchas enseñanzas en todos los órdenes; hemos acumulado una notable y valiosa experiencia. Han sido ingentes nuestros sacrificios y dolores. Las víctimas de la lucha, en nuestros frentes de guerra y en la retaguardia, numerosas. La voluntad del proletariado, potente y arrolladora. Pero lo que a mi juicio encierra una trascendencia singular, es el hecho de que termine este primer año de lucha armada contra el fascismo, habiendo conseguido el proletariado adquirir las tres certidumbres, que le inspirarán en su conducta, le estimularán su constancia y le facilitarán el camino del éxito.

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La CNT ante el golpe militar fascista de 1936. Un ejemplo de responsabilidad colectiva

Mariano R. VÁZQUEZ

cnt-faiParece que fue ayer. Del 12 al 19 de julio. Una semana de febril impaciencia. Todos esperábamos. El Comité Nacional de la Confederación Nacional del Trabajo nos había dado la voz de alerta. Desde la Secretaría del Comité Regional de Cataluña habíanse dado las orientaciones precisas.

Los anarquistas, los militantes de la CNT no descansaban, no dormían. Unos acariciaban la pistola. Otros desenterraban el fusil. Se engrasaban las armas. Y quienes carecían de ellas esperaban el toque de la sirena señal de que la reacción aparecía en la calle, para lanzarse a los lugares de combate y apoderarse de la primera arma que un caído dejara inactiva.

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Causas de la Guerra Civil. La negativa política social de la II República

Eduardo DE GUZMAN

1208183839_fCuando en abril de 1931 se proclama la Segunda República, España es una nación pobre y atrasada, con un bajo nivel de vida y rastros del feudalismo medieval en sus estructuras económicas y sociales. Aunque continúa siendo un país esencialmente agrario –sólo en Cataluña y Vasconia existen unas incipientes organizaciones industriales que viven al amparo de las elevadas barreras arancelarias– abundan los hombres sin tierra en las tierras sin hombres. Existen amplias zonas donde aún reinan el analfabetismo y el hambre física. Si en Castilla, Extremadura y Andalucía predomina el latifundismo con fincas de enorme extensión superficial poco y mal cultivadas, en el Norte, fundamentalmente en Galicia, el minifundio hace que las gentes se maten de trabajar sin lograr lo suficiente para malvivir. Existe un abismo con las condiciones existentes en el resto de la Europa occidental y la emigración trasatlántica sigue siendo la única salida válida para buena parte de la juventud. Sigue leyendo

Durruti, Ascaso y García Oliver

Francisco CARRASQUER

1. Zaragoza, la clave

trioTodo el mundo sabe cómo se perdió Zaragoza, pero nadie se lo explica. Recuerdo los días, las semanas, los meses en que se estuvo discutiendo el tema en el frente de Aragón, al comienzo de la guerra. Con qué dolor se comentaba la traición del general Cabanellas y con qué acentos iracundos se pedían responsabilidades a los pocos militantes cenetistas que habían podido salir de Zaragoza. Entre correligionarios, no se daba la culpa al gobernador civil ni al confiado gobierno central que no había sospechado de un gobernador militar felón, sino que se pedía la cabeza de la dirección cenetista zaragozana, en la creencia de que allí donde triunfó el antifascismo fue exactamente donde triunfó la CNT, a pesar o en contra de las autoridades oficiales y oficiosas. Si en Barcelona se había derrotado al ejército faccioso, ¿no había sido porque la CNT no había esperado órdenes de nadie y se había saltado a la torera todas las medio medidas e instrucciones de los políticos en el poder y todas las recomendaciones de las oficiosas «fuerzas vivas»? Fue en Barcelona donde, por primera –y única– vez, el pueblo derrotó al ejército, en acción directa –a pesar de la Generalitat– y omisión indirecta –contra la voluntad del gobierno de Madrid–. En los medios milicianos del frente de Aragón se creía a pie juntillas que no había otro medio de salvación de la República que el de entregar al pueblo todas las armas posibles. Pero ni Azaña, ni Casares Quiroga, ni Companys, ni Miaja, ni Núñez del Prado, ni ningún manipulador del aparato político de la hora, quería llegar a ese extremo. A la distancia histórica de hoy bien puede afirmarse tranquilamente que todas las plazas fuertes españolas se perdieron para la República por no ceder a la desesperada reclamación de armas por parte del pueblo; así como por el contrario, las que se salvaron lo fueron por haber desbordado la calle toda autoridad y haberse hecho con las armas sin más contemplaciones. Sigue leyendo

El 19 de julio de 1936 en África

Francisco DIREITIÑO

Moorish Soldiers in Madrid¿Cómo podemos referirnos, los que por allá vivíamos, a la efemérides del 19 de julio, en la risueña y blanca ciudad del Estrecho –donde Hércules aportó con ensoñaciones y desvelos una obra grande que, al no cristalizarla, tomó refugio en las famosas grutas que hoy llevan su nombre– amaneció inquieta, nerviosa, aunque diáfanamente desnuda de su espíritu españolista? Los bulos de los primeros instantes se transformaban rápidamente de rumores en realidades.

Vientos de desolación y de muerte barrían las ciudades de soberanía. Ceuta y Melilla conocían por igual el espíritu que animaba a las hordas salvajes… y esto el 18 de julio… Los siguientes y primeros días del levantamiento, nos traían nuevos alientos. Sigue leyendo