Chiapas: la otra cara de América

Bernardo RODRÍGUEZ ÁLVAREZ

Casi tres décadas nos separan ya del inicio de la rebelión zapatista en el estado mexicano de Chiapas (1 de enero de 1994). Reproducimos a continuación el artículo de Bernardo Rodríguez que publicamos por aquellas fechas, junto con la «Declaración de Guerra» del Ejército Zapatista y la primera declaración de la Selva Lacandona.

El levantamiento guerrillero y popular en Chiapas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, fue una sorpresa para todos, tanto por el grado de organización, como por sus planteamientos y por el país en que ha tenido lugar, México, prototipo de la Modernidad en el Tercer Mundo y en especial en Latinoamérica.

La situación que se da en Chiapas no es un caso aislado en México, existe en otras zonas del continente americano que durante siglos han sufrido semejante explotación social y económica, hecho que se agravó en la década de los años ochenta con la aplicación de las políticas neoliberales propugnadas por los organismos internacionales FMI, Banco Mundial, etc. y que en México tuvieron su concreción en el Tratado de Libre Comercio entre EE.UU., Canadá y México.

Varios factores de carácter secular están en el origen de la rebelión; el primero de ellos es la pobreza de amplias capas de la población, en especial la campesina e indígena que en Chiapas es una gran mayoría. Históricamente la estructura económica y social imperante ha marginado a estos sectores de la población convirtiendo el racismo en algo cotidiano en el Estado Chiapaneco. El caciquismo existente protegido por los poderes públicos tanto locales como estatales. La falta de democracia en todos sus aspectos, el fraude electoral y la coacción permanente sobre las clases populares generan una ausencia de gobierno y de inaplicación de la legalidad existente que hacen que las violaciones de los derechos fundamentales llevadas a cabo por aquellas personas protegidas de los grupos de poder, finqueros, ganaderos, pequeños propietarios, y por las mismas autoridades encargadas de garantizar el respeto de estos derechos, queden impunes.

Chiapas es el Estado de México en el que se producen el mayor número de violaciones de los Derechos Humanos.

Otra de las causas está en los cambios habidos en la última década y en especial en el sexenio de Salinas de Gortari, encaminados al establecimiento del modelo económico neoliberal cuya culminación es el Tratado de Libre Comercio (TLC), y que afectan de forma singular al agro mexicano.

Bien conocido es que el motivo principal del movimiento armado de 1910 fue la lucha por la tierra entre campesinos y hacendados. No es ninguna novedad tampoco que el resultado de este movimiento haya concluido en el reparto de tierras, aguas y bosques a los campesinos y su legalización en el artículo 27 de la Constitución Política de 1917, bajo el Sistema Ejidal y comunal. En este marco legal se contemplaba en el futuro la creación de Nuevos Centros de Población Ejidal dotando de tierras, aguas y bosques a los campesinos que no lo poseían. El Ejido y la Comunidad estaban considerados como unidades económicas con carácter social a los que el Estado tenía la obligación jurídica de impulsar para su desarrollo. Asimismo, ningún tipo de sociedad mercantil por acciones o corporación civil podían adquirir ni poseer tierras; únicamente la podían adquirir los núcleos de población que, de hecho o por derecho, guardarán el estado comunal o ejidal, existiendo la posibilidad real de restituir y dotar de tierras y aguas a los campesinos.

Para adecuarse al TLC y al modelo neoliberal, Salinas reformó el artículo 27 de la Constitución, dando por terminado legalmente y de hecho el reparto agrario y eludiendo el Estado la obligación jurídica de proporcionar tierras a los campesinos que carezcan de ellas, quedando miles de estos sin la posibilidad de poseerlas. Se autoriza a las sociedades mercantiles a la posesión de tierras, con lo que se dará la concentración de grandes extensiones en manos de las multinacionales agroalimentarias. Todo ello, en Estados como Chiapas en que el campo, la tierra, es para el campesino e indígena su medio de supervivencia  y parte esencial de su cultura, donde faltos de recursos para invertir, con la coacción de autoridades y caciques y sin protección jurídica alguna, les aboca a la miseria más absoluta, al peonismo, el desempleo y la emigración, cuando no a su desaparición.

Dado el sentido y valor que dan a la tierra y a la naturaleza en general, campesinos e indígenas, base esencial de su cultura y forma de vida, la aplicación hasta sus últimas consecuencias del modelo neoliberal, que conlleva una uniformidad cultural en beneficio del mercado, acabaría con su modelo de vida comunitario.

Por otra parte el levantamiento Zapatista, ha roto el silencio sobre el dualismo social existente no solo en la sociedad mexicana, sino en toda Latinoamérica y ha mostrado la otra cara de la Modernidad, la de la pobreza y la miseria dela mayoría de la población, y de la que los medios de comunicación no se hacían eco, que viene propiciada por las políticas económicas neoliberales avaladas por el Norte y del que solo un tercio de la población del Sur sale beneficiado.

Otra sorpresa lo ha supuesto el planteamiento guerrillero de la insurrección, de carácter popular, indígena y nacionalista, no ligado al exterior, con unas reivindicaciones basadas en los postulados de la revolución, la libertad y democracia reales, el cumplimiento de la legalidad por los gobernantes sin pretender el cambio del sistema político en sus esencias, lo que le diferencia de otros movimientos guerrilleros de carácter claramente marxista.

Este planteamiento les permitió conseguir el apoyo de amplias capas de la población del país y contrarrestar las campañas que les presentaban ligados a grupos extranjeros.

La actuación del Gobierno Salinas de Gortari, cortando la represión del ejército, estableciendo un alto el fuego, promulgando la amnistía y aceptando la negociación con el EZLN, ha sido inteligente, pues evitó un mayor desprestigio internacional, la pérdida de su credibilidad y aseguró el futuro de su política económica así como la no extensión y la localización del conflicto con el inicio de las negociaciones.

Sea cual sea el resultado final de las negociaciones, la insurrección ha tenido diversos efectos tanto a nivel mexicano como a nivel internacional.

Por un lado acaba con la falacia de la Modernidad y las «nuevas democracias» latinoamericanas, mostrándonos su cara oculta en la que sobrevivían dos tercios de la población de los países del sur y que era silenciada por los medios de comunicación. Nos muestra la realidad de un sistema que quiere tener un ámbito universal y que se sustenta en la explotación de la mayoría. En México ha impulsado el proceso de democratización del país, pero la localización del conflicto no augura mejoras sociales para todos los mexicanos, pues la intervención conjunta de los mayores partidos políticos, comprometiéndose el Partido Revolucionario Institucional (PRI) a realizar unas elecciones sin fraude, no tiene otro objetivo que su mantenimiento como estructuras de poder y control. Se trataba de evitar que la insurrección se extendiese y pusiese en peligro las bases del sistema imperante. Esto se ha logrado, el conflicto queda reducido a Chiapas y en la negociación el Gobierno consiguió que el EZLN no fuese el único interlocutor, ya que junto a este se sientan diversas organizaciones indígenas que pueden tener puntos de mira distintos.

Un hecho destacable ha sido el apoyo de la mayoría de la población mexicana, quedando al descubierto a nivel internacional, para quien tuviese dudas, el sindicalismo oficial, que a través de su líder propugnó el exterminio de los Zapatistas, o los prohombres del neoliberalismo como Octavio Paz y Vargas Llosa que no han dejado de calumniar este levantamiento desde su inicio. El futuro nos permitirá conocer el verdadero alcance de la revuelta de Chiapas, pero ésta ha permitido renacer la esperanza de un cambio en la sociedad, de que el fin de la historia aún no ha llegado.

Declaración de guerra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)

Al ejército federal mexicano, pilar básico de la dictadura que padecemos, monopolizada por el partido en el poder y encabezada por el ejecutivo federal que hoy detenta su jefe máximo e ilegítimo: Carlos Salinas De Gortari.

Conforme a esta Declaración de guerra pedimos a los otros poderes de la Nación se aboquen a restaurar la legalidad y la estabilidad de la Nación deponiendo al dictador. También pedimos a los Organismos Internacionales y a la Cruz Roja Internacional que vigilen y regulen los combates que nuestras fuerzas libran protegiendo a la población civil, pues nosotros declaramos ahora y siempre que estamos sujetos a lo estipulado por las Leyes sobre la Guerra de la Convención de Ginebra, formando el EZLN como fuerza beligerante de nuestra lucha de liberación. Tenemos al pueblo mexicano de nuestra parte, tenemos Patria y la Bandera tricolor es amada y respetada por los combatientes INSURGENTES, utilizamos los colores rojo y negro en nuestro uniforme, símbolos del pueblo trabajador en sus luchas de huelga, nuestra bandera lleva las letras EZLN, EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACION NACIONAL, y con ella iremos a los combates siempre.

Rechazamos de antemano cualquier intento de desvirtuar la justa causa de nuestra lucha acusándola de narcotráfico, narcoguerrilla, bandidaje u otro calificativo que puedan usar nuestros enemigos. Nuestra lucha se apega al derecho constitucional y es abanderada por la justicia y la igualdad.

Por tanto, y conforme a esta Declaración de guerra, damos a nuestras fuerzas militares del Ejército Zapatista de Liberación Nacional las siguientes órdenes:

Primero. Avanzar hacia la capital del país venciendo al ejército federal mexicano, protegiendo en su avance liberador a la población civil y permitiendo a los pueblos liberados elegir, libre y democráticamente, a sus propias autoridades administrativas.

Segundo. Respetar la vida de los prisioneros y entregar a los heridos a la Cruz Roja Internacional para su atención médica.

Tercero. Iniciar juicios sumarios contra los soldados del ejército federal mexicano y la policía política que hayan recibido cursos y que hayan sido asesorados, entrenados, o pagados por extranjeros, sea dentro de nuestra nación o fuera de ella, acusados de traición a la Patria, y contra todos aquellos que repriman y maltraten a la población civil o roben o atenten contra los bienes del pueblo.

Cuarto. Formar nuevas filas con todos aquellos mexicanos que manifiesten sumarse a nuestra justa lucha, incluidos aquellos que, siendo soldados enemigos, se entreguen sin combatir a nuestras fuerzas y juren responder a las órdenes de esta Comandancia General del EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.

Quinto. Pedir la rendición incondicional de los cuarteles enemigos antes de entablar los combates.

Sexto. Suspender el saqueo de nuestras riquezas naturales en los lugares controlados por el EZLN.

PUEBLO DE MÉXICO: Nosotros, hombres y mujeres íntegros y libres, estamos conscientes de que la guerra que declaramos es una medida última pero justa. Los dictadores están aplicando una guerra genocida no declarada contra nuestros pueblos desde hace muchos años, por lo que pedimos tu participación decidida apoyando este plan del pueblo mexicano que lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Declaramos que no dejaremos de pelear hasta lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo formando un gobierno de nuestro país libre y democrático.

DECLARACIÓN DE LA SELVA LACANDONA. HOY DECIMOS ¡BASTA!

Somos producto de 500 años de luchas: primero contra la esclavitud, en la guerra de Independencia contra España encabezada por los insurgentes, después por evitar ser absorbidos por el expansionismo norteamericano, luego por promulgar nuestra Constitución y expulsar el Imperio Francés de nuestro suelo, después la dictadura porfirista nos negó la aplicación justa de las leyes de Reforma y el pueblo se rebeló formando sus propios líderes; surgieron Villa y Zapata, hombres pobres como nosotros a los que se nos ha negado la preparación más elemental para así poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de nuestra patria sin importarles que no tengamos nada, absolutamente nada, ni un techo digno, ni tierra, ni trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación, sin tener derecho a elegir libre y democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los extranjeros, sin paz ni justicia para nosotros y nuestros hijos.

Pero nosotros HOY DECIMOS ¡BASTA!, somos los herederos de los verdaderos forjadores de nuestra nacionalidad, los desposeídos somos millones y llamamos a todos nuestros hermanos a que se sumen a este llamado como el único camino para no morir de hambre ante la ambición insaciable de una dictadura de más de 70 años encabezada por una camarilla de  traidores que representan a los grupos más conservadores y vendepatrias. Son los mismos que se opusieron a Hidalgo y a Morelos, los que traicionaron a Vicente Guerrero, son los mismos que vendieron más de la mitad de nuestro suelo al extranjero invasor, son los mismos que trajeron un príncipe europeo a gobernarnos, son los mismos que formaron la dictadura de los científicos porfiristas, son los mismos que se opusieron a la Expropiación Petrolera, son los mismos que masacraron a los trabajadores ferrocarrileros en 1958 y a los estudiantes en

1968, son los mismos que hoy nos quitan todo, absolutamente todo.

Para evitarlo y como nuestra última esperanza, después de haber intentado todo por poner en práctica la legalidad basada en nuestra Carta Magna, recurrimos a ella, nuestra Constitución, para aplicar el Artículo 39 Constitucional que a la letra dice:

«La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho a alterar o modificar la forma de su gobierno».

Por tanto, en apego a nuestra Constitución, emitimos la presente declaración.

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Acerca de Polémica

El primer número de la revista Polémica se publicó en 1980 en Barcelona. Polémica se define como libertaria, desde una posición abierta y sin reconocer verdades absolutas ni doctrinas oficiales. Entendiendo lo libertario más como búsqueda de respuestas que como afirmación de principios, procurado siempre compaginar la firmeza en las convicciones propias con el respeto a las ideas de los demás. Esto nos ha permitido contar con un amplio y variado abanico de colaboradores. Polémica procura siempre ser rigurosa, sin sacrificar la objetividad a la propaganda fácil, ni el análisis a la comodidad del tópico consabido. Polémica siempre ha estado estrechamente comprometida con la realidad político social y con las luchas por la libertad y por una sociedad justa y solidaria.

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