El pasado 16 de marzo murió Toni Castells.
Nacido en 1943, vivió su juventud en los turbulentos años sesenta, tan llenos de esperanzas y acontecimientos. En aquel escenario adquirió conciencia política y asumió su compromiso en la lucha contra la dictadura franquista y por la transformación social. Un compromiso que no abandonaría nunca. Participó activamente en el movimiento estudiantil y fue militante en la clandestinidad del Front Obrer de Catalunya (FOC), que formaba parte por aquel entonces del Frente de Liberación Popular (FLP, más conocido coloquialmente como FELIPE). Luego, como tantos otros, sufrió la decepción de una «transición» fraudulenta y cochambrosa, construida a base de pactos cocinados en la sombra por quienes luego formaron la casta política que aún gobierna este país.




Doctor en Economía, estudió exhaustivamente el proceso de colectivización y socialización de la industria y los servicios en Cataluña durante la Guerra Civil, y publicó lo que sin duda es la obra más importante y completa sobre esa experiencia revolucionaria.


En el verano de 1994 entró a formar parte del Consejo de Redacción de Polémica. Desde entonces y durante casi veinte años compartimos innumerables horas de reuniones en las tareas cotidianas de edición de la revista; recorrimos juntos algunos kilómetros en manis de toda clase; hicimos algunos viajes, y nos sentamos muchas veces a la misma mesa para comer, beber y conversar.
Siempre nos llamó la atención sus largas y frondosas patillas, que ya no estaban de moda y que le valieron el sobrenombre de Curro Jiménez —por la similitud con el famoso bandolero televisivo—, la lentitud parsimonia con la que comía y su audacia gastronómica, que le llevó, al menos en una ocasión, a desayunar una ensaimada acompañada con una copa de vino.
Le echaremos en falta.