Henk Eikeboom. Más libertario que poeta

Francisco Carrasquer

Si es verdad que solo puede hacerse poesía verdadera en plena libertad, no siempre la libertad genera poesía. Porque al contexto propicio para la creación poética que es la libertad, le hace falta ineludible el texto. Y para que este texto sea poético, tiene que haberlo escrito un poeta, rara avis.

Hoy, a nuestro rincón de «Poesía de la Libertad» traemos a un luchador anarquista holandés llamado Henk Eikeboom, que nació en 1898 y murió en un campo de concentración alemán, a golpes de terror y sevicia vesánica, a los 47 años. En la editorial holandesa In the Knipscheer (la misma en que se publicó en su día –1980– la antología bilingüe de mi poesía, da la casualidad), se publicó en 1986 una biografía de nuestro poeta, cuya vida fue tan cautivante como ejemplar. No conozco a su autor, un tal Pszisco Jacobs.

PROVO

El movimiento PROVO

Eikeboom fue un publicista activo, autor de varios folletos y muchos más artículos en defensa de su ideal anarquista. Henk Eikeboom todavía pudo haber conocido uno de los dos auges del anarquismo en Holanda: el promovido por el tan influyente primer «apóstol del pueblo» que fue Ferdinand Domela Nieu-wenhuis (1846-1919). A partir de entonces, siempre ha habido grupos y grupúsculos anarquizantes en Holanda, siquiera en número suficiente para mantener en vida un par de revistas. Después de la época del viejo Domela (cuando, desencantado de su experiencia como diputado socialista, se quedó solo con sus últimos seguidores ácratas, o «socialistas libres», como suelen titularse los anarquistas holandeses, si bien «libres» equivale a «libertarios», lo que basta para distinguirse de los otros socialistas que no renuncian al Estado), el período más anarquizante en Holanda ha sido y se ha vivido con los sucesivos movimientos subversivos llamados Provos y Kabouters (gnomos), por los años sesenta; o sea, la década prodigiosa, que en Holanda lo fue del todo y de verdad: reformas radicales en la iglesia católica, happenings lúdico-populares en plazas y parques que con los movimientos provo y kabouter fueron cambiando hasta las costumbres puritanas y los usos provincianos de los holandeses, emisoras con programas de radio y televisión tan críticos como «destapadores», insurrección de las feministas –las Dolle Minas–, clínicas para abortar oficialmente, casas-refugio para mujeres maltratadas, birth control a todo trapo propagado por todos los medios maseros (no masivos, que es muy feo), protestas de estudiantes, manifestaciones antimonárquicas y hasta una corriente del nuevo jardín salvaje contra el pulido jardincito tan típico de Holanda con su césped a la parisién y sus macizos de flores intocables e inhollables, para rabieta de los niños.

DolleMina

Dolle Minas

Se habrá notado que he dicho varias veces anarquizante y no anarquista, y es porque lo que caracteriza a los grupos libertarios holandeses es su proyección teórica (o mejor; teorética, como gusta decir el holandés, en vez de teórica; así como se ha tomado su carta de naturaleza en todo el mundo el término tecnológico, en vez de técnico). No llegan esos grupos a la fase de praxis (digo, a la práctica). Se teoriza mucho y bien, pero no se hace ni se rehace nada en la calle ni en los sindicatos, aunque haya habido una sindical de orientación anarcosindicalista, cuya figura más saliente puede que haya sido Albert de Jong, el padre de Rudolf de Jong, a quien no hay historiador o historiógrafo español que no conozca por haberse servido de sus buenos oficios en el Instituto de Historia Social de Ámsterdam.

Pero lo que nos interesa aquí, ahora, es presentar a Henk Eikeboom como poeta. Y he de decir que puedo hacerlo; gracias al amigo Hub Hermans, catedrático de español de la Universidad de Groninga, quien ha tenido la gentileza de hacerme llegar unos poemas de Eikeboom (un Henk –Enrique– dos veces arbolado, porque literalmente su apellido significa Roble-árbol, o árbol de roble). Pero ya sabía algo de Eikeboom antes, también gracias al profesor groningués, autor precisamente de un libro-antología de los «escritores neerlandeses sobre la guerra civil española, 1936-1939», titulado Cicatrices de una curtida piel de toro, título tomado de una frase de Cees Nooteboom de quien ya hablamos en otra ocasión. Pues bien, en este libro se inserta un poema de Henk Eikeboom y al final va –como para los demás– una noticia bio-bibliográfica. Con las notas bio-bibliográficas de los 52 autores antologados, más dos páginas de mapas de aquella España en guerra fratricida y una Introducción de tres páginas y pico, el libro cuenta con 268 páginas, editado en Weesp el año 1986.

El mismo Hub Hermans, en su brevísimo resumen bio-bliográfico dice una cosa que quiero subrayar y hago de grado mía. Dice así: «El poema aquí inserto (de Henk Eikeboom), «El obrero español», se publicó en diciembre de 1937 en el semanario socialista-libre El trabajador y en la revista mensual Liberación. Distintamente a los poemas de comunistas y socialistas, en los que se carga el acento indefectiblemente sobre el imperativo de ganar la guerra y sobre la solidaridad, en este poema se hace hincapié en la solidaridad, también, pero más bien lo imanta todo la revolución social, caballo de batalla de trotsquistas y anarquistas, como es sabido».

He dado ya a entender que Eikeboom dista mucho de ser un gran poeta, por muy gran hombre que haya sido. Sus poemas son del género edificante-revolucionario, como los encabezamientos de dos de ellos que vierto a mi manera seguidamente:

 

EL OBRERO ESPAÑOL

El obrero español sufre

Y sangra

Y muere

Bajo los verdugazos del

conservadurismo y de la reacción

Muere el acto revolucionario

 

¡CONSTRUYE!

Mujeres, os pido vuestra honda compasión

Por vuestros compañeros en tierras españolas

Donde hombres y mujeres se han echado las armas

A la cara y han hecho de sus cuerpos barricada

contra los incendiarios y asesinos del pueblo.

Esta entrada fue publicada en Arte y literatura, Bakunin el por .

Acerca de Polémica

El primer número de la revista Polémica se publicó en 1980 en Barcelona. Polémica se define como libertaria, desde una posición abierta y sin reconocer verdades absolutas ni doctrinas oficiales. Entendiendo lo libertario más como búsqueda de respuestas que como afirmación de principios, procurado siempre compaginar la firmeza en las convicciones propias con el respeto a las ideas de los demás. Esto nos ha permitido contar con un amplio y variado abanico de colaboradores. Polémica procura siempre ser rigurosa, sin sacrificar la objetividad a la propaganda fácil, ni el análisis a la comodidad del tópico consabido. Polémica siempre ha estado estrechamente comprometida con la realidad político social y con las luchas por la libertad y por una sociedad justa y solidaria.

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