Jacinto Toryho (Villanueva del Campo 1902 o 1911 – Buenos Aires, 5 de mayo de 1989). Miembro de la CNT y la FAI, fue periodista y escritor.
Colaboró en su juventud con publicaciones como El Adelanto, El Norte de Castilla, La Gaceta Regional o El Heraldo de Zamora. Durante la Segunda República participó en la fundación de las Juventudes Libertarias. Fue director de Solidaridad Obrera entre noviembre de 1936 y mayo de 1938. También colaboró en Tiempos Nuevos. Tras la guerra civil acabó exiliado en Buenos Aires, donde siguió trabajando como periodista.
Fue autor de obras como La Independencia de España: tres etapas de nuestra historia (1938), Memorias de la Guerra Civil Española: No éramos tan malos (1975) o Del triunfo a la derrota. Las interioridades de la guerra civil en el campo republicano, revividas por un periodista (1978), entre otras.
Si no hubiese tantos y tan dolorosos alegatos contra la barbarie desatada por el alzamiento faccioso en el verano de 1936, con la épica lucha de un ejército de campesinos y obreros defendiéndose de la acción coaligada de las fuerzas del fascismo internacional, y la secuela de crímenes y sometimientos ejercidos contra las famílias –padres, hijos, parientes, incluso vecinos– de los luchadores forzados a buscar refugio en otros países, la amarga y prolongada etapa del exilio, con el desgarramiento de profundas y nobles relaciones de amistad, o de más íntimos y afectivos vínculos, sería argumento más que sobrado para maldecir eternamente a los inductores y mantenedores de tan brutal ensañamiento.
Ese transterramiento, que ni los más declarados adalides del internacionalismo dejaron de sentir, unido a la imperiosa necesidad de rehacer la vida, y el obligado y a veces excesivo sacrificio para lograrlo, quebró muchas amistades, malogró proyectos y colaboraciones, lastró impulsos y afanes investigadores, poniendo estériles espacios de silencio en relaciones epistolares que habían sido vivas y constantes.
En el caso de Toryho, también exiliado –con el handicap de una frágil salud– los silencios se prolongaron y no pocos proyectos quedaban inéditos. Hasta que el silencio se hizo definitivo. La insuficiencia coronaria que padecía le obligaba a dosificar prudentemente sus esfuerzos. A principios de 1989, le fue instalado un marcapasos, que dio lugar a una esperanzada mejoría, que pronto declinó, produciéndose un acentuado empeoramiento que culminó en mayo de 1989, sin posibilidad de operación dado su delicado estado. Por cuanto representó en la prensa confederal, y por su reconocida maestría y capacidad profesional, queremos testimoniar a su esposa y familia, nuestra más sincera condolencia. Ofreceremos también una incompleta semblanza biográfica y una apretada síntesis de su dilatada y brillante trayectoria periodística.
Jacinto Torío –más conocido por Toryho– nació en Palencia el año 1911 y murió en Buenos Aires el 5 de mayo de 1989. Estudió con los Agustinos, en León. Marchó a Madrid, donde empezó a publicar en El Heraldo de Madrid. Casi a diario enviaba a Solidaridad Obrera, de Barcelona, una gacetilla que aparecía en primera página, y una serie de reportajes sobre el Sanatorio Psiquiátrico de Ciempozuelos, que interesaron a los lectores y a la Redacción del periódico, dirigido entonces por Liberto Callejas. Fue invitado a pasar unos días en Barcelona, y le propusieron quedarse a trabajar en La Solí. Eran los tiempos heroicos del Pasaje Escudillers, y el traslado posterior a Consejo de Ciento, y las reuniones con militantes señeros como Durruti, Ascaso, Buenacasa, García Oliver, y también la época en que comenzaban a manifestarse tendencias y problemas en la cohesión orgánica, que afloraban en las páginas del periódico y entre los miembros de la Redacción. Callejas se retiró sin más aviso, y Toryho hubo de apechugar con la responsabilidad de sacar el diario y hacer frente a las presiones que en torno a él se ejercían. Solo pudo resistir unos meses, yéndose a trabajar a El Día Gráfico, continuando militando en la CNT. Participó en el «Grupo A», con algunos jóvenes, entre ellos un nieto del viejo Saavedra, Alfredo Martínez, Aso Ibáñez, Abelardo Iglesias y alguno más.
Pasamos por alto la alternancia de militantes en la dirección de la Soli, hasta julio del 36, en que Liberto Callejas que volvía a estar en ella, se negó a dirigirla mientras las gentes morían y mataban insensiblemente. Quedó el periódico en manos de Jaime Balius, en aquella crucial situación, ofreciendo una información a veces contradictoria, que obligó al C.R. de Cataluña, a finales de agosto, a convocar una reunión que devolviese al periódico la efectividad y coherencia que los acontecimientos reclamaban. Le fue encomendada a Toryho nuevamente la dirección de la Soli, y ejerció en ella una auténtica revolución: absoluta independencia, relación directa con los Comités responsables, nombramiento de un Administrador capaz y honesto, inclusión de periodistas y colaboradores eficaces y relevantes, y ampliar la línea informativa internacional. Los efectos fueron rápidos: pasar de 30.000 a 200.000 ejemplares diarios en apenas tres meses, con dos ediciones para Valencia y Barcelona; un Administrador ejemplar, colaboradores como Gonzalo de Reparaz… Todo ello sin publicidad alguna, lo que permitió que el periódico pudiese contar con tres rotativas, casi 20 linotipias y otras máquinas complementarias; todo comprado. Dos años de gestión positiva, sometida al giro fatalista que iba adquiriendo la guerra, determinaron que en un Pleno de Regionales del ML se produjese una abierta crisis entre los Comités Nacionales. Toryho, poco inclinado a aceptar presiones, renunció a continuar al frente del diario, y se mantuvo alejado de unos y otros. Pasó a Francia, a finales de 1938. Consiguió un pasaporte que le llevó a Cuba, donde apenas recaló, a causa del clima; marchó pronto a Nueva York, donde le habían ofrecido ocupación. Waldo Frank, al que le unía gran amistad, le recomendó a amigos suyos en el campo de las letras y el periodismo, trasladándose a Argentina, donde trabajó en periódicos como Crítica, Clarín, La Razón y otros. Dirigió informativos radiofónicos y el Noticiario del Canal 7 de Televisión argentina. Entre su bibliografía, destacan:
· Stalin, análisis espectral
· La independencia de España
· Anverso y reverso de la URSS
· Joaquín Costa y la revolución española
· Del triunfo a la derrota
En una de sus últimas y espaciadas cartas, manifestaba una preocupación por dejar constancia de su ejecutoria. De ella copio aquí un interesante párrafo:
«Durante la guerra civil fui hombre de muchas iniciativas, a las que nunca puse «marca de fábrica», porque todo lo que hacíamos pertenecía al Movimiento Libertario. Una de ellas fue conseguir que la CNT de Cataluña, además del matutino Solí, lanzase un vespertino en lengua vernácula. Se aceptó mi propuesta de modo unánime. Luego tuve que luchar con Peiró y convencerlo de que era él quien debía dirigirlo. El vespertino en catalán se llamó Catalunya, y lo dirigió Peiró cuando cesó en el Ministerio de Industria. Fue el único de nuestros ministros que volvió a la fábrica»
Todo esto me lleva a una penosa reflexión: que cualquier movimiento u organización que hubiese tenido la amplia y ejemplar nómina de militantes que tuvo el movimiento libertario, no habría vacilado en potenciarlos y exaltarlos interesadamente; por el contrario, nosotros no solo no supimos salir en su defensa cuando eran cuestionados, sino que incluso nos complacimos en negarles nuestra comprensión y a veces nuestra solidaridad. Y sin embargo, hoy sentimos su ausencia y hasta nos reprochamos el absurdo abandono en que dejamos su memoria y su obra.
M.S.
Bibliografía:
Burnett Bolloten (1991). The Spanish Civil War: Revolution and Counterrevolution. University of North Carolina Press
Joël Delhom (2009). Inventario provisorio de las memorias anarquistas y anarcosindicalistas españolas. Cahiers de civilisation espagnole contemporaine.
María Teresa Martínez de Sas, Pelai Pagès, eds. (2000). Diccionari biogràfic del moviment obrer als Països Catalans. L’Abadia de Montserrat.
Antonio Rey González, José Vicente Martí Boscá (2008). En una fábrica de locos… Psiquiatría y prensa obrera en la Segunda República española. En José Martínez Pérez. La gestión de la locura:: conocimientos, prácticas, y escenarios: España, siglos XIX-XX. Universidad de Castilla La Mancha. pp. 165-196.
Enric Ucelay-Da Cal, Susanna Tavera García (1993). Grupos de afinidad, disciplina bélica y periodismo libertario, 1936-1938. Historia Contemporánea (Universidad del País Vasco).
Susanna Tavera García, Enric Ucelay-Da Cal (1996). El discurs de la disciplina. Jacinto Toryho i Solidaridad Obrera (1936-1938). Treballs de comunicació.
Jacinto Toryho (1978). Del triunfo a la derrota. Barcelona, Argos Vergara.