Álvaro MILLÁN

«España llora a Suárez», este es el titular con el que me he topado esta mañana en la página web de la Cadena SER. Después de repasar las ediciones digitales de los principales periódicos, he comprobado que el titular, con ligeras diferencias, se repite machaconamente en todas. He sintonizado las emisoras de radio y todas están centradas en la vida y milagros del gran mago de la Transición. Sorprendentemente, al salir a la calle ni he visto a nadie llorando ni nada que me haga pensar que el recuerdo de Suárez esté presente en el ambiente. Hablo con gente y no percibo el más mínimo interés en el tema. Busco información sobre las audiencias de televisión y compruebo que, ayer por la noche, los telespectadores huyeron de los «especiales» dedicados a Suárez y se refugiaron en películas y series. Las necrológicas del «primer presidente de la democracia» tuvieron audiencias irrisorias.

No es una sorpresa, pero no deja de ser impresionante la capacidad que tiene el poder mediático de reinventar la realidad. Me pregunto cuántas personas pueden llegar a creer que realmente el país entero está llorando a Suárez, y me pregunto si la insistencia de los medios en hacernos creer que estamos llorando a Suárez no acabará logrando que se nos salten las lágrimas.

¿Y las Marchas por la Dignidad? ¿Y la represión brutal que sufrieron los concentrados en Madrid? ¿Y los más de 100 detenidos que continúan entre rejas? Si buscamos cualquier noticia sobre eso necesitaremos una lupa. No hay tiempo ni espacio para nada que no sea recrear el gran mito de Transición.