Antonio Téllez
César Terrón Abad nació en Fabero (León) en 1915. Militaba en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), en el sindicato minero, que era el más numeroso en la localidad.
En Fabero, la CNT era la organización sindical mayoritaria. Disponía de local propio en la carretera que va a Otero de Naraguantes, un Ateneo libertario con cuadro artístico y una Cooperativa obrera.1 César Terrón fue tesorero de la Federación local.
En Fabero, y en el mismo sindicato minero, también militaba Serafín Fernández Ramón (EL Santeiro), que se destacó en la guerrilla antifranquista y del cual hablaremos más adelante.
Cuando se produjo el movimiento insurreccional anarquista en diciembre de 1933, en la provincia de León, los mineros de Fabero, dueños del lugar, proclamaron el comunismo libertario. Ocuparon un polvorín y, armados y bien provistos de cartuchos de dinamita, se encaminaron a La Vega de Espinareda, donde cercaron el cuartel de la Guardia Civil. Los ocupantes se defendieron y el edificio fue destruido mediante la dinamita. Dos guardias fueron heridos y los restantes se rindieron. Los mineros salieron hacia Argansa y Cacabelos donde fueron contenidos.2
César Terrón fue detenido por su participación en la insurrección.
Durante la guerra civil combatió como capitán en el 210 Batallón de la 192 Brigada del anarcosindicalista Higinio Carrocera, en la Compañía de ametralladoras, en la cual, de un total de 124 hombres, 63 eran leoneses, entre ellos Ramiro Pérez Granja (teniente), también de Fabero; Manuel Alfonso Montes (teniente) de Paradaseca; Manuel Rubio López (sargento) de Valle de Finollado; Santos Blanco Rodríguez (sargento) de Vega de Espinareda; Luis Martínez Rodríguez (sargento), de Fabero. El 210 Batallón tuvo una acción destacada en El Mazuco, con alto número de bajas.3
Inmediatamente después de la pérdida de Asturias en octubre de 1937, César Terrón se marchó a su tierra con un grupo de 37 hombres, de los cuales seis se quedaron con él: Eusebio García García, Ramiro Pérez Granja, Antonio Vega Guerrero (Rizoso) –leonés nacido en 1917 en San Juan de la Mata–, dos que eran de Fontoria, Ubaldo y Luis, y EL Maestro, que era asturiano.
La partida se situó en la zona de Fabero, con refugios en la Sierra de Ancares; en sus correrías llegaban a veces a Lugo y Asturias.
Por la Sierra de Ancares actuaban otros grupos de «huidos», el más importante de ellos era el de Serafín Fernández Ramón (EL Santeiro).
Aguado Sánchez4 es muy escueto en lo referente a César Terrón:
En 1938 se forma en términos de Fabero y Valle de Ancares la cuadrilla de César Terrón. Integrada por seis forajidos procedentes del derrumbado frente asturiano, merodean al norte de Ponferrada hasta los puertos de Cienfuegos y Leitariegos. Cometen atracos en San Martín de Moreda y Bustarga. En Fresneda asesinan al cura párroco. En 1940, en Villar de Ocero se le da caza a César Terrón. Uno de los bandoleros se presentó a las autoridades. Los demás decidieron «ofrecer sus servicios» a los «Pataciegas».
La partida de los Pataciegas había sido organizada por los así llamados hermanos Salvador, Demetrio y Pedro Voces Canónica.
El grupo de César Terrón, en una aproximación a la localidad de Villar de Otero (León) en busca de comida, pues allí abundaban los rebaños, sus miembros, al parecer, fueron identificados por los servicios de información. Las familias de los guerrilleros, de las cuales se pensaba, con justa razón, que los ayudaban en su subsistencia, tuvieron que elegir entre domiciliarse «voluntariamente» en León o ir a la cárcel.
El grupo se internó en Asturias para escapar de la presión yen Llandeo liberaron a José Fernández Pérez al que llevaba detenido una patrulla de guardias civiles. En el enfrentamiento murió un guardia.5
La persecución de la partida de César Terrón se agudizó a raíz de la muerte del párroco de Fresneda, Juan Álvarez García, el 30 de agosto de 1938, a quien los guerrilleros acusaban de haber inducido a los falangistas de Toreno para que dieran muerte al maestro de Finilledo, Manuel Pérez Abad, tío de César Terrón, y que fue «paseado» en Montearenas el 2 de septiembre de 1936.
La persecución de la partida se intensificó todavía más después de la muerte de un oficial del Ejército en Vega de Espinareda el 2 de julio de 1940.
En la zona de Fabero se daban batidas constantes a cargo de patrullas mixtas –guardias civiles, soldados y falangistas–. El cerco alrededor de César Terrón se iba estrechando de día en día. Al mismo tiempo se iban neutralizando sus puntos de apoyo y varios vecinos del pueblo fueron encarcelados acusados de haberles facilitado protección y ayuda.
Por fin la partida fue localizada en los montes de Villar de Otero y se entabló un intenso tiroteo. César Terrón recibió un tiro en la cabeza que le ocasionó la muerte: era el 21 de julio de 1940. Sus compañeros lograron huir.
César Terrón llevaba un cuaderno donde anotaba día a día las actuaciones de su partida y la Guardia Civil se incautó del mismo al darle muerte. Dicho cuaderno debe conservarse en algún archivo de la Guardia Civil y si se diera con él podría reconstituirse toda su historia guerrillera.
El Maestro tomó entonces el mando de la partida. El 18 de febrero de 1941 tuvo lugar un combate en las cercanías de Canedo (León), en un pinar, en el que murieron El Maestro y otros dos guerrilleros. En el campo adverso perdió la vida el Guardia Civil Nicasio González Arias, de Castejeira-Sober (Lugo). Uno de los guerrilleros muertos fue identificado como Brindis Mauriz Rodríguez, labrador de Paradaseca, de 40 años de edad, el segundo era Luis, de Montoria.
Posteriormente se entregó Eusebio García García. Ramiro Pérez Granja fue detenido en su casa de Fabero, pero murió en el trayecto hasta Villafranca a causa del trato recibido.
Los dos supervivientes de la partida, Antonio Vega Guerrero (Rizoso) y Joaquín Lage Fernández (El Xoqui) se integraron al grupo de Serafín Fernández Ramón (El Santeiro).6
Notas
1. Historia del anarquismo leonés, CNT, León, 1993, pp. 105, 176.
2. Joaquín Arrarás, Historia de la Segunda República española, editora Nacional, Madrid, 1969, Tomo ll, p. 255.
3. Historia del anarquismo…, ibídem, p. 176.
4. Francisco Aguado Sánchez, El maquis en España, Editorial San Martín, Madrid, 1975, p. 664.
5. Secundino Serrano, La guerrilla antifranquista en León (1936-1951), Siglo XXI Editores, Madrid, 1988, p. 143.
6. Secundino Serrano, ibídem, pp. 145, 146.
Publicado en Polémica, n.º 66, junio de 1998
Que dignidad, hace casi un siglo y este pueblo nunca recuperara la dignidad de aquellos ignorantes, me ha dejado una paz en mi corazon que estaba buscando, creí volverme loco porque pienso que la anarquia es lo unico que nos queda.gracias
cesar terron un gran hombre al k tubieron despues de muerto colgado en la plaza de vega de espinareda durante una semana
para infundir terror