Félix CARRASQUER
Dado que todo fenómeno social tiene antecedentes históricos que lo determinan, diremos que la educación libertaria, única que puede liberar a los hombres, fue promovida por anarquistas tan célebres como W. Godwin, Fourier, Proudhon, Robin, Luisa Michel, Kropotkin y Reclús, entre otros.
No pudiendo extendernos aquí sobre los estudios pedagógicos de esos precursores, nos limitaremos a reseñar muy someramente los trabajos auténticamente libertarios realizados en España:
Ya en 1850, Antonio Ignacio Cervera, fourierista, fundó en Madrid una escuela para adolescentes y adultos a la que unos años más tarde asistirían 600 alumnos. Dicha escuela adquirió tal prestigio que los famosos federales Pi y Margall y Sixto Cámara colaboraron en ella en calidad de profesores. Casi al mismo tiempo se funda en Barcelona un ateneo obrero de inspiración proudhoniana. Poco después tomará la antorcha de la educación libertaria la Asociación Internacional de Trabajadores (AlT), que en el primer Congreso de la Federación Regional Española (FRE) celebrado en Barcelona, en junio de 1870, dedicará un apartado importante a la organización y educación del proletariado, «a su derecho a la enseñanza integral en todos los ramos del saber humano». Pero será el segundo Congreso de la FRE que tuvo lugar en Zaragoza en abril de 1872, el que propondrá un plan general de enseñanza integral.
Pese a las dramáticas vicisitudes que tuvo que sufrir la AIT, allí donde hubo un grupo de militantes anarquistas se fundó un Ateneo para informar y educar a los trabajadores. A ese tenor y teniendo en cuenta la necesidad de que se emancipara la mujer, la Federación barcelonesa de la AIT crea, en 1872, en el Ateneo Catalán de la Clase Obrera, una escuela para chicas.
En ese proceso continuado de educación libertaria, el hecho más relevante fue la Escuela Moderna fundada por Francisco Ferrer en 1901 en Barcelona. Esta escuela, basada en el respeto a la libertad de los muchachos y en el logro de una educación integral, tuvo tal acogida en el pueblo español que en poco más de dos años se habían fundado en España 40 centros de la Escuela Moderna. Este éxito, que contagiaba a la opinión pública y a muchos educadores del país, produjo la alarma en las autoridades, las que, aprovechando la Semana Trágica del verano de 1909, decretaron la muerte de Ferrer, quien sería vilmente fusilado en los fosos de Montjuic. Así, la reacción española eliminó a uno de los educadores más grandes de la historia.
A pesar de este asesinato y del cierre de la Escuela Moderna con su interesantísima editorial, la estela de la pedagogía ferreriana iba extendiéndose en la medida que la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), fundada en 1910, adquiría volumen y prestigio. Esta organización, fiel a los postulados de Ferrer, quien anteponía la razón a la fe religiosa, y a la servidumbre política, llegó a fundar muchos centros escolares a los que daría el nombre de Escuelas Racionalistas.
A pesar de que dichas escuelas proliferaron más o menos en toda España, por no disponer de información detallada al respecto, transcribiremos los datos que nos llegan por conducto de Díaz del Moral a propósito de Andalucía, en su libro Historia de las agitaciones campesinas andaluzas. Nos dice: José Sánchez Rosa, en 1910 crea una Escuela Racionalista en Tánger y otra, la Escuela de Triana, en Sevilla. Por impulso de la CNT, que en todos sus congresos ponía el acento en la necesidad de crear Escuelas Racionalistas, se fundaron hasta 1920: las de Castro del Río, Fernán-Núñez, Montemayor, Espejo, Bujalance, Montoro, Villanueva del Duque, Alcaracejos, Bélmez y Pueblo Nuevo del Terrible. Obligados como estamos a ser muy breves, para dar una idea global de la magnitud de este movimiento en toda España diremos que, con los altibajos que impusieron los avatares políticos y la represión sobre todo, los sindicatos de la CNT y las Escuelas Racionalistas fueron clausurados centenares de veces; pero como el ave Fénix, renacieron aquí y allá volviendo a funcionar sus escuelas en Cataluña, Valencia, Aragón, Asturias y Galicia. Situándonos finalmente en la época de la República, más de 200 de estos centros alcanzaron su apogeo en la Península. Es un caso único en la historia: el hecho de que obreros de un país pobre, en un período en el que el paro alcanzaba porcentajes muy parecidos a los de hoy, fueran capaces de mantener con entusiasmo ese número prodigioso de escuelas sin ayuda ni subvenciones de nadie.
Pero no se redujo la labor cultural de la CNT a las Escuelas Racionalistas; ya que los Ateneos, que venían funcionando desde comienzos de siglo, sobrepasaron el millar en la época de la República. En los Ateneos, además de una cultura básica, se impartían cursillos sobre temas científicos, sobre la historia del movimiento obrero y otros aspectos de interés y, muy singularmente, sobre cómo podría sustituirse la sociedad injusta que padecemos por otra libre y solidaria.
Este anhelo colectivo de cultura libertaria y de justicia social –raras veces experimentado a lo largo de la historia– culmina en el Congreso que la CNT celebró en Zaragoza y que inicia sus sesiones el 1 de mayo de 1936. En él se debatió extensamente el tema sobre la Escuela Moderna y cómo debería proyectarse la educación al objeto de preparar a los hombres para una sociedad libertaria. Sintetizando al máximo, podríamos resumir el concepto global que sobre la educación enunció el Congreso, en el siguiente acuerdo:
«La enseñanza, como misión pedagógica dispuesta a educar a una Humanidad nueva, será libre, científica e igual para los dos sexos, dotada de todos los elementos precisos para ejercitarse en no importa qué rama de la actividad productora y del saber humano».
Sólo valorando estos antecedentes y la predisposición de los hombres de la CNT a luchar responsablemente por la instauración de una sociedad igualitaria podemos comprender que al producirse la sublevación fascista, los trabajadores le cortaran el paso y fueran capaces seguidamente de realizar las magníficas obras que asombraron al mundo.
Cataluña
Habida cuenta de que en Cataluña el fascismo fue derrotado más rápida y contundentemente que en otras partes y que el mayor peso en esa batalla de liberación lo llevó la CNT, ésta fue, en consecuencia, la que asumió muy responsablemente la puesta en marcha de toda la industria y la organización inmediata de los diversos servicios: asistencia social y sanitaria, abastecimiento, transportes, educación, etc. Ahora bien; ateniéndose a lo que se había hecho en el Comité de Milicias en el que se optó por dar participación a todos los partidos antifascistas, la proyección educativa se haría asimismo con el consenso de todos.
En el campo de la educación, además de poner en funcionamiento las escuelas ya existentes, se tenían que crear muchas nuevas, ya que tanto en Barcelona como en el resto de Cataluña quedaban muchísimos niños por escolarizar. Por otra parte, se quiso dar a la enseñanza una estructura nueva; una estructura que diera al niño, en su proceso evolutivo dentro de la escuela y siempre teniendo en cuenta su vocación y sus aptitudes, una solución de continuidad: desde la primaria y secundaria pasando por la técnica-profesional hasta llegar a la Universidad. Para llevar a cabo el proyecto se constituyó el Consejo de Escuela Nueva Unificada (CENU); organismo del que puede deducirse a juzgar por su heterogénea composición, que no era exclusivamente libertario; aunque, a decir verdad, la CNT tuvo en él gran influencia: primero porque la pedagogía de Ferrer flotaba en el ambiente, y segundo porque el presidente de su Comité era un exdiscípulo de Ferrer que había regentado hasta ese momento la Escuela Racionalista Natura. Se llamaba J. Puig Elías.
Para acoger a 125.000 niños en lugar de los 30.000 que había escolarizados, el CENU tuvo que requisar torres y conventos; aunque lo más difícil fue adaptar a la enseñanza a muchos hombres de profesiones liberales que no eran maestros. Queremos señalar no obstante, para demostrar cómo caló en el CENU el sentimiento libertario, el párrafo siguiente que extraemos de su enunciado teórico:
«Una vida escolar inspirada en un sentimiento de solidaridad universal y de acuerdo con todas las inquietudes de la sociedad humana y a base de la supresión de toda clase de privilegios».
Paralelamente al CENU existían las Escuelas Racionalistas de la CNT en número de 100 según nos informa B. Cano Ruiz, que fue secretario general de la Federación Regional de Escuelas Racionalistas de Cataluña. Al objeto de debatir si era conveniente o no la entrada de las escuelas racionalistas en el CENU, se celebró en el cine América, los días 8 y 9 de octubre de 1936, un Congreso de la Cultura de la Confederación Nacional del Trabajo. En él, tras vivas discusiones entre los partidarios del CENU y los que sintiéndose más ferreristas abrigaban ciertos recelos, casi todas las escuelas optaron por mantenerse independientes, intensificar la creación de nuevas escuelas y llevar a cabo el proyecto de Escuela Normal para la formación de maestros racionalistas. No podemos dejar en el olvido los 25 Ateneos Libertarios que había en Barcelona ni los otros muchos del resto de Cataluña en los que se impartía una vasta cultura de carácter científico, artístico y social; ni tampoco la labor que hicieron las Juventudes Libertarias, sal y pimienta de los ateneos. Estos jóvenes, tras haber conquistado un convento desde el que se defendieron durante algunos días los fascistas en él parapetados, convertirían el edificio en Instituto de Enseñanza Libre al que acudirían diariamente 500 jóvenes de ambos sexos anhelantes de aprender en libertad.
Recordaremos asimismo la Escuela de Militantes, situada en la casa CNT-FAl, y en la que se daban cursos de literatura y periodismo y se enseñaba a los jóvenes el arte del buen orador. Y no era menos digna de encomio la labor que realizaba Mujeres Libres desde su revista –que llevaba ese mismo nombre– y por medio de una suerte de Instituto que ellas mismas organizaron y al que acudían diariamente cientos de mujeres ávidas de conocimiento y de auténtica emancipación.
Aragón
Dado que el colectivismo había establecido una economía socializada, el desarrollo de una educación libre apenas ofrecía dificultad. A la sombra de las colectividades se crearon muchas escuelas, inspiradas todas ellas en los postulados de la Escuela Moderna, puesto que en la región habían existido antes algunas escuelas racionalistas. Como por otro lado, en el Consejo de Aragón había mayoría cenetista y el Consejero de Educación era un compañero, en todas las escuelas de la región se respiraba un anhelo de solidaridad libertaria. La dificultad, como en Cataluña, estaba en que apenas había maestros; pues aparte de haber tenido que aumentar el número de escuelas, los maestros jóvenes estaban luchando en los frentes. En consecuencia, pese a las buenas intenciones de todos, la educación adoleció de ciertas deficiencias por falta de preparación psicopedagógica de los maestros. En otro orden se creó en Monzón la Escuela de Militantes, en la que adolescentes de ambos sexos se preparaban para orientar la sociedad nueva. También los colectivistas de Alcorisa pusieron en funcionamiento un Instituto Libertario de prometedores resultados si la guerra se hubiera decantado a favor de los antifascistas. Si a lo dicho añadimos que en casi todos los pueblos habían agrupaciones culturales con sus correspondientes cuadros de arte dramático y en las que Juventudes Libertarias y Mujeres Libres realizaban con entusiasmo las diversas actividades, tendremos una idea global de lo que se hacía en tierras aragonesas en materia de educación y de cultura.
Levante
Al socaire de las 900 colectividades que aproximadamente existían en las cinco provincias levantinas –Albacete y Murcia incluidas– se crearon muchas escuelas racionalistas gracias sobre todo a la influencia del admirable escritor y maestro libertario Higinio Noja Ruiz. Del mismo modo que en las regiones ya mencionadas, los ateneos y agrupaciones culturales proliferaron por todo el Levante, donde tanto las Juventudes Libertarias como Mujeres Libres fueron extraordinariamente dinámicas.
En Paterna, la Federación de Colectividades edificó un centro escolar de gran amplitud que haría las veces de Instituto Profesional y de Escuela de Militantes; aunque, precisamente por la vastedad que le dieron al plan, apenas hubo tiempo para poner en marcha su funcionamiento.
Castilla y Andalucía
Si bien en la región castellana la CNT no estaba implantada por todo el territorio, había núcleos importantes como los de Madrid, Guadalajara, Ciudad Real y Toledo en los que se formaron excelentes colectividades, así como algunas Escuelas Racionalistas y Ateneos de mucha actividad. Queremos hacer constar singularmente que el Sindicato de la Educación de Madrid –muy importante por su volumen y capacidad organizativa proyectó modelos educativos de contenido libertario a partir de la escuela Jardín hasta la Universidad. Respecto a la Enseñanza Superior, había propuesto un plan elaborado al efecto en el que teoría y práctica se ejercitarían simultáneamente en el aprendizaje de todas las profesiones.
A propósito de Andalucía, diremos muy brevemente que en aquellos pueblos donde se gozó de libertad durante algún tiempo, como Bujalance y Espejo por no citar otros, fieles a su tradición anarquista, organizaron colectividades de una solidaridad ejemplar a cuyo socaire se crearon Escuelas Racionalistas y centros culturales en los que se puso de manifiesto el hambre de conocimiento de los jóvenes y su peculiar genialidad artística.
Cornisa cantábrica
Pese al escaso tiempo que esta zona del Norte gozaría del régimen democrático, se llevarían a cabo en ella muchas actividades sociológicas de las que no podía faltar el proyecto educativo, sobre todo en Asturias, donde gracias al gran maestro y militante libertario Eleuterio Quintanilla, se fundaron ateneos, escuelas y grupos culturales. Y aun cuando la guerra acaparaba la mayor parte de la energía humana, las Juventudes Libertarias de esta vasta zona cantábrica supieron combinar la lucha en defensa de la libertad con una formación ética de relieve inconfundible mente libertario.
¿Hallarán, las futuras generaciones, en estas realizaciones paradigmáticas, el incentivo susceptible de despertar su interés por la liberación de nuestro sojuzgado mundo?
Publicado en Polémica, n.º 22-25, julio 1986